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Desde Tarna, como el río

Crear para fijar

Las difíciles soluciones para lograr frenar la sangría demográfica en las Cuencas

Los políticos son la monda. O la leche, según quienes los refieran. Hay otros que dicen que son la hostia. Cualquiera sabe lo que son. Porque lo que resultan, casi todos lo sabemos. Y, por lo que a mí respecta, ¡chitón! y punto en boca, que no entiendo ni lo que son ni lo que resultan. Ni entiendo tampoco por qué teniendo tan buenas ideas casi nunca dan resultado.

Por lo que nos afecta a las Cuencas -antaño emporio de trabajo y pujanza- solemos escuchar a algunos políticos que en plan solemne hablan de construir, como una buena medida para fijar población tanto en la zona del Caudal como en la del Nalón, determinado número de viviendas protegidas, esto es, de renta limitada, precios económicos y otras ideas así? O sea, construir para que la gente no se vaya de aquí a otras partes a vivir. Esto es, crear nuevos grupos para fijar población. Bueno, pues sí, ¿qué quieren qué les diga? Los planes, teóricamente, siempre parecen buenos. En principio, claro.

Bueno, hablando en serio. Incluso aceptando que se construyesen tales viviendas económicas, ¿haría ello que la población de las Cuencas, no solo se estabilizase, sino que se recuperase? Si me permiten, yo lo dudo mucho. O lo dudo todo, y más que todo. Lo que fijaría población en las Cuencas y un poco más arriba de las Cuencas sería la creación de puestos de trabajo. Eso sí crearía población fija. Eso y revitalizar los pueblos, potenciándolos; no cargándoles con tasas e impuestos, contribuciones y rentas. Evitándoles problemas, ayudando a que la vida en los predios rurales sea más asequible y menos gravosa...

Nunca, en lo que se ve y sobreentiende, hubo tantos inconvenientes para los habitantes de las aldeas -que, en las Cuencas, si exceptuamos las villas llanas, todo son aldeas-, a las que nada o poco favorecen, si no que les desaniman a vivir, a sembrar, a plantar árboles, a tener ganado? y dar vida a lo que los organismos y burócratas están sacrificando y matando con normas y con medidas desmedidas que ahuyentan a los pobladores que siempre habitaron estos lugares.

Aparte lo expuesto -que daría para cortar mucha tela- queda preguntar a los políticos si saben ¿cuántas viviendas hay vacías en las Cuencas? Ignoro el número, pero -como ejemplo, desde La Felguera a Pola de Laviana- pueden contarse muchas decenas. Miren cada barriada. Y, después, miren la cantidad de otras viviendas también vacías? y vean si con construir viviendas de renta limitada ¿se fijaría población o habrá y habría que buscar otra solución?

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