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Dando la lata

Dudas

Cuentan que tras hacerse pública la sentencia de "la manada", se produjo un peligroso conato de asalto a la Audiencia Provincial de Navarra. Sin haber asistido a las numerosas sesiones del juicio. Sin acceso a los centenares de folios de la causa. Sin disponer de las declaraciones de los acusados, la víctima, los testigos, policías, sanitarios, peritos, forenses y demás expertos. Sin acceso a las pruebas. Sin haber visto ni oído a las partes, lo que dicen, cómo lo dicen y lo que dejan de decir. Sin haber estudiado qué ha de producirse para que alguien pueda ser condenado a una pila de años de cárcel. Carente de conocimiento profundo sobre los hechos juzgados, la calle dictó su propia condena. Y si esa escoria humana autodenominada "la manada" hubiera sido arrojada a la masa, allí mismo se habría producido su linchamiento hasta la muerte. Dicen que los juzgadores son machistas. Y del discrepante, como parece que es del Opus Dei, que no podía esperarse otra cosa. Como si Escrivá de Balaguer alentara la violación. Esto da miedo. Pienso en esos magistrados y me cuesta creer que, conscientes de la repercusión de su decisión, incluso para sí mismos, no hayan condenado a lo que exige el pueblo por llevar la contraria, por machismo. Si un juez no es partidario de condenar, será porque no lo ve claro. Y para meter a un tipo en el trullo hay que estar completamente seguro. Pues el juez, con plena instrucción en el asunto, no lo está. Pero la calle, que sabe lo que sabe de oídas, sí. Juez malo. Recuerdo que al poco de producirse el suceso, alguien, no recuerdo quién, con acceso a las primeras pruebas, dijo que el asunto planteaba ciertas dudas. Y ahí quedó el tema. Pues mira tú por dónde, lo de las dudas iba en serio. Los tres magistrados las tienen, en diverso grado. Y, con dudas, aunque nos duela profundamente, nadie debería ser condenado, por más que lo reclame la calle, por más que los acusados sean pura basura. Yo, desde aquí, a 400 kilómetros de ese tribunal, soy incapaz de afirmar que, sin la menor duda, realmente sucedió lo que la calle ha decidido que sucedió.

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