Sybille Steinbacher es profesora de Historia contemporánea en la Universidad de Viena. Ha publicado varios libros sobre la historia del nacionalsocialismo y el holocausto, entre ellos La ciudad modelo de Auschwitz, La política de la germanización y el asesinato de los judíos en la Alta Silesia Oriental (2000) y Dachau. La ciudad y el campo de concentración en tiempos del nacionalsocialismo (1993). Ahora nos enfrentamos a un libro que nos ofrece una perspectiva distinta del horror que conocemos, un análisis minucioso del "mayor campo de concentración del Tercer Reich, en el que fueron asesinados más de un millón de personas", situado "en las inmediaciones de la ciudad del mismo nombre que en la Segunda Guerra Mundial llegó a ser 'ciudad modelo' de la colonización alemana. La normalidad y el crimen iban aquí de la mano". Podrá enfrentarse ahora quienes se adentren en estas páginas a un conocimiento más preciso del horror, desde su minuciosa construcción, organización y estructura de la barbarie, hasta el momento en que los verdugos son juzgados. Afrontando la atrocidad desde las diversas perspectivas que hicieron posible el horror, "centrándose en la unidad conceptual, temporal y geográfica", las políticas de exterminio, los agentes y empresas que participaron en él, la conquista del espacio vital germano, la opinión pública, el comportamiento o falta de acción por parte de los aliados, las víctimas, la persecución judicial de los crímenes tras la guerra y la condición humana que hizo posible esta devastación humana sin límite.
Pese a la abundancia de títulos, Steinbacher considera que "la historia de Auschwitz es compleja y hasta la fecha no ha sido objeto de un estudio monográfico exhaustivo. Este libro no puede suplir esta carencia". El objetivo de la autora es "presentar las facetas de la historia del campo de concentración y de exterminio nacionalsocialista de Auschwitz en sus dimensiones más relevantes, al tiempo que pretende enfocar la mirada hacia el momento histórico-político desde una perspectiva política, histórica y social más amplia que la que se tenía en la época en que ocurrieron los crímenes y esbozar la historia de lo que vino después, incluida la persecución y sanción judicial de los crímenes una vez finalizada la guerra así como las actividades de quienes hasta el día de hoy siguen negando la realidad de Auschwitz".
Es terrible adentrarse en el perfeccionamiento de la masacre, en las vejaciones y la utilización del mismo cuerpo de las víctimas como mercancía y ganancia, desde los huesos que se vendían como abono hasta el cabello de todas esas mujeres empleados con diversos usos casi siempre militares, tremendo y terrible tejido negro de la vergüenza; necesario destacar el papel de los grupos de resistencia en el campo que hicieron posible que esta realidad atroz se conociese, las muertes tras semanas de tortura de las mujeres judías que transportaban explosivos bajo su ropa al campo desde su puesto de trabajo y los entregaban al comando especial para la fabricación de granadas de mano que serían usadas en el levantamiento, ahorcadas el 6 de enero de 1945: Ester Wajcblum, Regina Safirsztajn, Ala Gertner y Roza Robota. Excepcional silencio el que guardaron todos aquellos y aquellas que se beneficiaron del horror y los cuerpos, de sus dientes de oro extraídos y fundidos para ser transformados en lingotes o de las grandes empresas que de un modo u otro no sólo silenciaron sino contribuyeron a su mantenimiento sacando partido de cada vida. Conocer la verdad y su alcance nos obliga a reconocer también la verdadera naturaleza humana.
"Se trata de una chica de dieciséis años cubierta de muertos. La llevan a una habitación contigua y la tapan con un abrigo. Nunca había sucedido que alguien hubiera sobrevivido a una operación de gaseado. Durante su recorrido de control un sargento mayor de las SS repara en el grupo. Uno de los reclusos pide que la chica pueda atravesar la puerta y sumarse a otras mujeres del comando de construcción de vías, en cuanto haya recuperado fuerzas. Pero el guardia niega con la cabeza. La pequeña podría irse de la lengua. Hace señas a un compañero para que venga. Éste tampoco vacila. Tiro en la nuca", así comienza este libro y este testimonio, esto era Auschwitz, nos dice.
