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La brújula

Fantasmas de una infancia marcada por el terrorismo

Enhorabuena a todos. Si el año pasado Alpha Decay oficiaba el bautizo en castellano del galés Iain Sinclair con esa antología que tituló La ciudad de las desapariciones, ahora da un paso más y, de su mano, lleva al lector a cruzar el Atlántico. Quienes se sumieron con Sinclair en su mordaz viaje crítico por las mutaciones de Londres en las cuatro últimas décadas adivinan bien que saltar con él a Estados Unidos es zambullirse en una fascinante prospección sin límites previsibles. Sinclair tiene allí a muchos de sus maestros espirituales -empieza rastreando la huella del poeta Charles Olson o los bandazos de la "beat generation" y ya no para- pero también tiene una facilidad especial para enlazar asuntos con velocidad de áspera centrifugadora y una curiosidad psicogeográfica muy bien adiestrada en descubrir huellas humanas en cualquier paisaje. Si el resultado fuera una delicia, sería suficiente. Pero es que, además, el lector aún no se imagina lo mucho que American Smoke va a iluminar sus visiones de Estados Unidos.

La vida de Clémence Boulouque (1977), ahijada literaria de Patrick Modiano, ha estado particularmente marcada por el terrorismo. Boulouque, hija de un magistrado, se encontraba en Nueva York el 11-S cursando un máster en relaciones internacionales. El hundimiento de las Torres Gemelas desencadenó en ella una conmoción especial, ya que removió las profundas heridas que, once años antes, le había causado el suicidio de su padre. El juez Boulouque, magistrado antiterrorista encargado de investigar la ola de atentados que asoló París en julio de 1986, se quitó la vida de un disparo en la boca en 1990. Su hija, de 12 años, dormía en la habitación contigua. El juez no había podido soportar la presión de la prensa, que tras la liberación de un iraní, le acusó de plegarse al gobierno Chirac, enfrascado en un proceso de mejora de relaciones con Teherán. Tras los atentados del 11-S, Boulouque encontró fuerzas para desatar los fantasmas que la acosaban desde la niñez y les dio la forma de este impresionante relato.

Si Álvaro del Amo (1942) no llevase puesta tonelada y media de sentido del humor y una espléndida trayectoria como narrador y cineasta, no sería extraño que alguien se echase las manos a la cabeza al descubrir que los dos largos relatos que alberga Tabú -llámenlos novelas cortas si prefieren- giran en torno a la zoofilia y el incesto. Sin embargo, dentro de unas semanas sólo se mesarán los cabellos quienes hayan ignorado un libro que transita una vía magna para fantasear con prohibiciones ancestrales. En El año de la reconciliación, situado en 2025, un explorador escocés presenta al mundo a la pareja que ha encontrado en el Amazonas, una especie de avestruz. Es el punto de partida para toda una serie de uniones mixtas que permiten horadar el tabú sin dramatismos. Mientras, en El nieto, los protagonistas son dos mellizos incestuosos, de buena familia, que desde pequeños se relacionan sin prohibiciones. Estén tranquilos los dados a intranquilizarse, porque no hay gore. Sólo la inteligencia precisa para ver más allá de la barrera.

La guillotina es una de las mejores escaleras de bajada a las pozas de la Revolución Francesa, igual que la toma de la Bastilla o la Declaración de Derechos muestran el camino de ascenso a sus picos más refulgentes. El francés François-Henri Désérable (1987) se convirtió hace tres años en toda una revelación de las letras francesas con la publicación de Muestra mi cabeza al pueblo, un incisivo fresco, novelado en diez estampas, de los días del Terror. Para los de ciencias puras, a la altura de 1793 la cúpula revolucionaria había entrado en una convulsiva lucha por el poder en la que, bajo la batuta de Robespierre, fueron cayendo una cabeza tras otra, incluida al final la del propio Incorruptible. Por las páginas de Muestra mi cabeza? desfilan Danton, el último banquete de los Girondinos, Charlotte Corday, María Antonieta, Lavoisier y otros tantos decapitados. Cada uno con su punto de vista, con su obsesión, con la pieza necesaria para reconstruir este preciso rompecabezas antes de caer al cesto.

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