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ELADIO DE PABLO | DRAMATURGO Y DIRECTOR

"Ana Ozores es una mujer muy contemporánea en muchos aspectos"

"Mi versión teatral de La Regenta creo que añade características propias a la novela de Clarín"

"Ana Ozores es una mujer muy contemporánea en muchos aspectos"

Acaba de llegar a las librerías La larga noche de bodas de Anita Ozores (Trea), la singular versión teatral que Eladio de Pablo (1950) ha hecho de La Regenta, la gran novela de la literatura española del siglo XIX y la cumbre del talento de su autor, Leopoldo Alas, Clarín. Gijonés de adopción (llegó a Asturias desde su León natal con seis años), este dramaturgo premiado y atento, además de catedrático, dirigió hasta 2014 la Escuela Superior de Arte Dramático del Principado (ESAD). Mañana estará en el teatro Filarmónica, en Oviedo, con su pieza "clariniana".

-Ana Cristina Tolivar Alas, biznieta de Clarín, afirma que su texto es la adaptación "más arriesgada y original" de "La Regenta"...

-Es una versión que añade características propias al texto de Clarín. Faltan cosas, claro, porque no se puede trasladar "La Regenta" en toda su amplitud a una obra teatral. Lo que quiere decir, creo, es que en un momento determinado utilizo una técnica metateatral que se aleja del asunto conocido.

-¿La novela le planteó muchas dificultades de adaptación?

-Puede parecer raro, pero no. Escribí la obra en 2010 para atender la petición de un programa del Ministerio que se llamaba "Rutas literarias". Aquí se dedicaron a Clarín. Venían a Asturias estudiantes de otras comunidades y siempre acabanban en la ESAD, donde montábamos una representación. Pensé en una función sobre "La Regenta" que llegara sobre todo al público juvenil, con una duración limitada.

-Se queda, además, con seis de los más de sesenta personajes de la novela de Clarín?

-Sí, están los fundamentales, mientras que la ciudad, Vetusta, queda representada por un grupo de fantoches. Lo cierto es que escribí con bastante rapidez el texto, aunque empezamos los ensayos con alumnos de la ESAD sin tener acabada la obra. La idea estaba clara a partir de lo primero que me vino a la cabeza, que fue el título.

-¿Aquellos ensayos le ayudaron a terminar la obra?

-No, tenía la idea muy desarrollada. Los ensayos sí me ayudaron a poder concretar la escena octava de la pieza, con un parlamento de Ana Ozores en la que ésta rompe la cuarta pared. Al principio eran dos frases nada más, y se convirtió en ese largo parlamento que funciona muy bien.

-¿Qué es lo que le interesa de un personaje tan conocido como el de la Regenta?

-Tiene ese componente "bovariano", aunque yo creo que es, sobre todo, una mujer, una mujer muy contemporánea en muchos aspectos. Como dice, es una persona cuya vida ha dependido siempre de los otros. Y es una vida de inautenticidad, de frustración, de no realización a causa del mundo que los otros le imponen. Clarín muestra una pequeña sociedad que acaba con todo aquello que pueda despuntar. En realidad, Ana Ozores es un diamante tirado a un basurero; la sociedad no puede permitir que brille.

-¿El personaje sigue teniendo, pues, vigencia y actualidad?

-Sí. De hecho, el público juvenil ha respondido muy bien en las representaciones que hemos hecho. Incluso intervienen con algún "bien" ante la rebeldía del personaje.

-Ana Ozores, Emma Bovary, Ana Karenina? ¿Por qué estos personajes de mujeres del siglo XIX siguen interesando todavía?

-Ofrecen un conflicto sobre la no realización, sobre la falta de una vida auténtica. Son personajes que quieren vivir algo auténtico pero a los que les ofrecen sucedáneos. Ana Ozores espera por el amor, la ternura, y le conceden un mundo mezquino y de intereses bastardos. Son conflictos, más allá del marco del siglo XIX y del asunto del adulterio, que siguen interesando. El tema no es el del adulterio, sino el de querer vivir una vida de verdad.

-Usted hace una Anita Ozores que parte de la de Clarín pero a la que trae al siglo XXI con esa ruptura de la cuarta pared teatral?

-Es el teatro dentro del teatro. La actriz-personaje se rebela y dice que las cosas deben escribirse de otra manera. No se inventa nada y sigo aquí una técnica muy "brechtiana", la del distanciamiento: el actor se desprende del personaje y se rebela.

-¿Qué añadirá el montaje previsto para el Filarmónica?

-Hay una diferencia fundamental. Los actores, que antes eran estudiantes de Arte Dramático, ahora han madurado. Es el mismo elenco con el que estrené la obra en marzo de 2011, lo que es una gozada. Cada uno de ellos es ya profesional, pero han madurado, sobre todo, como personas. Dan más sustancia a los personajes.

-Ha estado en primera línea del teatro asturiano durante mucho años. ¿Cómo es la actual situación? Si uno se fija en los números, con cuarenta y cinco compañías profesionales, pareciera que todo va muy bien...

-Hay mucha gente que hace teatro. Y hemos llegado a una etapa en la que hay calidad en el teatro asturiano, pero pasa como en todas las esferas de las producción: la gente tiene que hacerse laboralmente autónoma porque no hay empleadores. De ahí que haya tantas compañías. La inmensa mayoría de las promociones de la ESAD se queda aquí, pero de manera muy precaria, con sueldos muy bajos. Tendría que haber un centro de producción teatral del Principado que diera estabilidad a los equipos y permitiera la creación de un repertorio. Dar un servicio cultural que hay en otros países.

-Usted conoce la ESAD muy bien. ¿Es una institución ya consolidada?

-Creo que sí. Lo ves en las preinscripciones de alumnos, que son numerosas desde hace años. Hay unos cien alumnos, que está muy bien si tenemos en cuenta que la de Madrid tiene trescientos. Ofrece una titulación superior, con posibilidad de hacer un máster o un doctorado, y ya se ha olvidado aquella historia de acaba una carrera útil y luego dedicate al teatro si quieres. La gente, viendo el panorama, ya hace lo que le gusta.

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