Los movimientos de población hacia las ciudades, que fueron particularmente intensos a partir de los años 6o, provocaron un tremendo vacío en el medio rural. Solo el 7 por ciento de los españoles vive en municipios con menos de dos mil habitantes. Es una cuarta parte de los que ocupaban las zonas rurales hace un siglo. En España hay casi cinco mil municipios que no llegan al millar de habitantes. El extremo de la despoblación se encuentra en la comarca de la Serranía Celtibérica. Ubicada en el corazón del territorio nacional, está integrada por 1.335 municipios pertenecientes a diez provincias y cinco comunidades autónomas y en cada uno de sus 65.825 km2 reside una media de siete personas, por lo general de edad muy avanzada, y que en la mayoría de los casos no son siquiera vecinos, pues viven solas en pueblos dispersos y aislados. En cuanto a densidad demográfica se refiere, la única comparación que admite se da con la región ártica de Escandinavia.
Paco Cerdà, periodista del diario "Levante", se ha internado en este mundo, tan cercano y tan diferente a todos los demás, para sentirlo primero y luego describirlo, lo que hace sin rodeos, de la forma más elocuente, en las primeras líneas de su libro: "El feudo español de la despoblación. El primer caso ibérico de demotanasia. Un éxodo humano transmutado en metástasis de la desolación. Un etnocidio silencioso. Una zona biológicamente muerta y condenada a su inmediata extinción". El libro es un recorrido por la "Nada demográfica" frío, pero emocionante, muy en particular para todo aquel que siente que su origen está en un pueblo. Paco Cerdà contribuye a ello. Se aprecia el trabajo previo de documentación que ha realizado y la paciencia, el respeto y el afecto con que se ha acercado a la "cruda belleza" de esta realidad. La prosa que utiliza en el texto, bien ajustado en número de páginas y distribución de capítulos, es limpia, sobria y precisa. Su lectura produce la sensación de que no falta ni sobra nada.
Siempre que se repara en la vida de los habitantes de la despoblación, resulta inevitable recordar a los que se han ido, fallecidos o emigrados. La ausencia de quienes ya no están invade con frecuencia la memoria de los que se quedaron. Paco Cerdà pregunta a sus interlocutores por qué se fueron tantos, siendo jóvenes, a la ciudad y ellos, sin embargo, siguen allí, en el que probablemente es su lugar de nacimiento. La respuesta suele ser una reivindicación de la vida en los pueblos, frente a los desmanes sociales y morales de la urbe, envuelta a pesar de todo en un aire de nostalgia y melancolía. Porque no hace falta decir que después de la marcha de muchos el pueblo se va apagando. Primero cierran las casas y las cuadras, luego la escuela y por último el bar. Y así la vida social, cuando al menos es posible por la concurrencia de dos o más vecinos, se reduce a su mínima expresión.
Los ausentes dejan tras de sí una desazón, soledad física y abandono. El pueblo se convierte en un destino para los que de manera inquebrantable han optado por quedarse, unos dejándose llevar por el pasado y otros atenazados por la incertidumbre. Sea cual sea el motivo que los retiene, las circunstancias los transforma en héroes solitarios sin que ellos lo hubieran querido. Continúan con la rutina diaria, pero el intercambio social se interrumpe porque no hay nadie que les responda. Viven cada día una experiencia límite, que ha despertado la curiosidad y el interés de sociólogos, antropólogos y periodistas.
La sociedad española desconoce aún cuánto está perdiendo en el proceso de pérdida que padecen amplias zonas del mundo rural desde hace décadas. La reacción que se ha producido en algunos lugares es admirable. La esperanza viene de la mano de Teruel existe, Soria ya, La otra Guadalajara, Plataforma cívica de Cuenca y movimientos sociales similares. La asociación para el Desarrollo de la Serranía Celtibérica ha solicitado la sede del Centro de Documentación e Investigación del Desarrollo Rural de la Unión Europea. La Conferencia de Presidentes ha acordado la elaboración de una estrategia nacional frente al reto demográfico. La duda es si estas iniciativas llegarán a tiempo. Alguno de "los últimos" asegura que la gente volverá a los pueblos. Hasta ese momento, el libro de Paco Cerdà, como otros libros movidos por el mismo impulso, será imprescindible.
