José Luis García Martín (Aldeanueva del Camino, Cáceres, 1950), lector impenitente, amante de los viajes y escritor de diarios, lleva aproximadamente medio siglo dedicado al no demasiado prestigioso arte de la crítica literaria. Maestro en estas lides, Sin contemplaciones es la última entrega recopilatoria de sus reseñas. Para la puesta de largo, para vestirlas de libro, el autor hace poda publicando únicamente aquellas que como piezas individuales de un gran puzle encajan perfectamente en un conjunto armonioso. Un conjunto que divide en tres equilibradas partes: "Contar, cantar, encantar", "Controversia y rescate" y "El viaje de la vida".
Como ya sucediera con la reedición de su primer diario, Días de 1989 (Llibros del Pexe, 1999; aparecido originalmente una década antes en la inencontrable Biblioteca de Oliver), Sin contemplaciones va acompañado de una entrevista de Enrique Bueres, quien, entonces como ahora, mantiene un pulso con García Martín por desvelar determinados ámbitos íntimos que poco o nada pueden aportar a la historia de la literatura contemporánea en general y a la comprensión del universo creativo martiniano en particular. El autor de estas páginas, como le señala a Bueres en un tono algo vetusto, tiene muy clara la diferencia entre privacidad e intimidad: "La vida privada es lo que yo hago con una señorita en un motel de carretera y un detective privado puede fotografiar y hundir mi carrera política. La intimidad es lo que yo pienso, siento, sueño. Eso no hay detective privado ni Google ni Facebook que lo averigüe si yo no lo cuento. La llave de mi intimidad, ahora como en la Edad Media, solo la tengo yo".
Mucho de vida -pública, privada e íntima- hay en estas notas de libros que recorren autores fundamentales de la literatura contemporánea y sueños hechos realidad a través de la lectura. Fiel a sí mismo, consciente de que todo autor verdadero escribe en un continuo que da vueltas siempre a los mismos temas y podría recogerse en un único libro inabarcable, como en "Biblioteca circulante", "La gruta del tesoro", "Gabinete de lectura" o "Lecturas buenas y malas" el autor sigue levantando acta del pulso actual de la poesía española y ampliando horizontes que le llevan hacia los libros de viajes, la Historia y el periodismo.
Las habituales puestas en solfa de algunos popes de la literatura actual asoman sin complejos en estas páginas. "Impostura y moralina", titula la reseña que le dedica a El impostor, de Javier Cercas, al que pone en contacto con sus propias contradicciones al cimentar en el pasado el éxito de Soldados de Salamina en una impostura que García Martín no ve muy distinta a la de Enric Marco, el apasionante personaje real retratado por Cercas en la nueva novela. De la pretendida actualización lingüística del Quijote llevada a cabo por Andrés Trapiello dice razonadamente (no sabemos si razonablemente) que "parece mostrar tan poco aprecio por la voluntad de Cervantes como por la inteligencia de los lectores".
Juan Bonilla, Vicente Luis Mora, Ángel González, Julio Camba, José García Nieto, Eugénio de Andrade, Manuel Vilas, Claribel Alegría, G regorio Morán y un largo etcétera son otros de los nombres que para bien y para mal pasan por estas páginas que García Martín convierte en un acendrado y convincente arte de vida.
