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poesía

El cartógrafo

Libro de los otros, el maravilloso atlas poético de Jordi Doce

El cartógrafo

"Volcanes hay en Sicilia / Y también en Sudamérica..." Así comienza el poema 1691 de Emily Dickinson que Jordi Doce tradujo en su momento. Un poema en el que Dickinson, contemplando su libro de geografía, es capaz de verse en esos lugares remotos que albergan volcanes: "El Vesubio mismo en Casa".

Que los libros son una manera de viajar no lo voy a descubrir yo ahora pero me sirve para destacar una de las características del maravilloso atlas que, estación a estación y destino a destino ha ido conformando Doce, y que bajo el título Libro de los otros publica con Ediciones Trea.

El libro es una compilación generosa y suculenta de poemas que a lo largo de los años ha traducido el poeta gijonés. La nómina, como digo, es amplia y se reparte entre figuras de sobra conocidas ( Auden, Ashbery, Plath o Eliot) y nombres que, al menos para quien escribe esto, resultan ignotos: Clive Wilmer, Heather Buck o Elaine Feinstein.

En las versiones de los poemas escritos por, digámoslo así, las celebridades, se puede calibrar el compromiso del autor de No estábamos allí con un oficio como el de la traducción, observado en este caso como una suerte de exploración, de buceo, de dilatar incluso los límites de la propia escritura.

Y con respecto a los poetas menos conocidos quedan patentes el gusto y olfato de Jordi Doce (nada dogmáticos) que, en el prefacio a "Libro de los otros" ve su obra como su "propia caja o cofre de box set que compila las traducciones comentadas que aún hoy me parecen vigentes o que mi gusto - más ecléctico que confuso, espero, no desaprueba del todo".

Fuera cual fuese su contexto y condición, Libro de los otros pasaría por ser la antología necesaria, la cartografía de un continente (si así consideráramos la lengua inglesa por un momento) trazada por el cartógrafo adecuado.

Pero resulta que el cartógrafo no se conforma con organizar y trazar. Cada autor y cada poema escogidos van acompañados de breves y certeros comentarios en los que Doce recupera el ambiente de una búsqueda, desliza su relación como lector con el poeta reseñado o de manera concisa pero brillante realiza consideraciones estéticas y críticas sobre el texto que ha traducido. Se evidencia así una constante en su tarea: traducir es leer, traducir es escribir, en el sentido más estricto, puro y literal del término.

Más allá de consideraciones técnicas y puntuales, las notas que aderezan el libro suponen, leídas en perspectiva y con un sentido global, una suerte de discreta autobiografía del traductor y poeta. No es difícil percibir una visión particular del mundo; de su ahora y de su todavía. Nunca como pies de página, sino integradas perfectamente con el sentido del proyecto, las apreciaciones que anteceden a cada poeta y a cada poema viven en fructífera simbiosis con aquello que acompañan. Placer especial le provoca a quien esto escribe comprobar algo tan evidente, creo, pero poco subrayado: hablar del verso puede suponer hablar de uno. Sé que doy rienda suelta a una mirada, tal vez, demasiado particular o retorcida (la sombra de la idea de Ricardo Piglia de ver la crítica literaria como forma de autobiografía me acompaña a todos lados) pero cuando Jordi Doce habla de sus poetas no puedo evitar leer un libro emergente de aforismos y pensamientos que se proyectan más allá del ámbito literario: "En su tono de costumbre, entre oblicuo y desdeñoso" (a propósito de Ashbery) o "Una melancolía irónica y hasta lúdica, por decirlo en pocas palabras" o "Más de su circunstancia personal, me gusta pensar, en efecto, que es una invitación a asumir que somos luz y sombra, día y noche, un saco andante de contradicciones que no conviene reprimir en exceso: aceptar el barro puede ser, extrañamente, una forma superior de limpieza" (a propósito de Robert Bly). Ejemplos así se suceden hasta el final del libro suscitando la posibilidad de diferentes texturas para el lector.

Libro de los otros, conviene recordarlo, tiene su origen en el blog Perros en la playa que Jordi Doce mantuvo durante un tiempo: "La idea de presentar las traducciones con sus propios créditos o notas de funda se me ocurrió de forma natural, conforme el ritmo de publicación de mi blog Perros en la playa se iba animando. Percibí que los lectores agradecían las explicaciones por breves o sumarias que fueran". Y desde ese origen hasta el libro ahora publicado. Un volumen, y me la juego, llamado a ser uno de los más destacados de este 2018. La trayectoria de su autor y la apabullante lista de autores escogidos lo merecen. Citaré alguno más, sólo para azuzar la gula o el hambre del lector: Paul Auster, Anne Carson, Leonard Cohen, E.E. Cummings, Louise Glück, R obert Graves, Ted Hughes, Vladimir Nabokov, T om Waits, William Carlos Williams, W.B.Yeats... Pasen y lean.

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