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La Brújula

Leonardo, Liszt y las salamandras

Tres ilustrados de lujo para iluminar una primavera gris

Las salamandras gigantes que conmocionan al mundo. LIBROS DEL ZORRO ROJO

La piadosa primavera nos regala tres deslumbrantes artefactos para colarle de rondón unas cuantas dosis de luz inteligente y atrevida a la monotonía de las nubes. Dos llevan nombre de artista, aunque uno tiene truco. El tercero es una apabullante versión ilustrada de un clásico de la sátira política.

Los Liszt. No, no va de músicos. Los Liszt son una familia obsesionada por las listas. Listas corrientes y listas raras. De enfermedades horripilantes, de tareas insoportables, de matices del negro. Hasta que llega un extraño y les descoloca, porque no figura en ninguna. Esto parece una pequeña fábula para todas las edades, tal vez un libro infantil. Pero los esquemas se derriten al ver las ilustraciones de la barcelonesa Júlia Sardà para este relato de la canadiense Kyo Maclear. Una increíble fusión de aparente candor e inquietantes pulsiones. La sensación de que, tras cada lámina, hay mucho más. Y la imperiosa necesidad de, al final, volver a la primera página.

Yo, Leonardo. Aquí confluyen dos extraterrestres. Por un lado, Ralph Steadman (1936), a quien hicieron conocido sus colaboraciones con Hunter S. Thompson. Steadman -décadas desnudando la vida política- tiene larga trayectoria de ilustrador de clásicos y, a veces, también ha cogido la pluma de retratar a personajes extraordinarios. Así nacieron su Sigmund Freud (1979, 2016 en castellano) y esta biografía, plena de rigor y sonrisas, del extraterrestre Da Vinci (1983). Steadman penetra con sutileza en la vida del renacentista por excelencia y la plasma en decenas de láminas caracterizadas por su ojo desgarrador, su trazo nervioso y un sentido de la mancha que genera un movimiento perpetuo.

La guerra de las salamandras. El checo Karel Capek (1890-1938) ha pasado a la historia por inventar la palabra "robot", que significa siervo. También por haber escrito en 1936 esta irónica fábula coral, concebida como collage de relatos, recortes de prensa y opiniones, que arranca al descubrirse en el Pacífico unas salamandras gigantes. El totalitarismo, el rearme y los excesos de un capitalismo herido son sus vigas maestras. En 1956 el también checo Hans Ticha (1940), instalado en la RDA, la leyó e inició una colección de ilustraciones que tardaría tres décadas en ver la luz. Ticha pasa por ser el único pintor pop de la RDA y, en estas páginas, recurre a ese estilo y a otros varios -cubismo, constructivismo- para armar una caja de resonancia que se ha vuelto inseparable siamesa del texto.

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