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En femenino

Innovaciones que no cambian nada

También la revolución informática mantiene los estereotipos sexuales

Kameron Hurley.

Este es un libro peculiar, que se lee como si se tratara del diario personal de una escritora narrado en un estilo directo y sencillo y, al cabo de media docena de capítulos breves, caemos en la cuenta de que ya se han tratado varios temas de importancia en la sociedad contemporánea. Su autora, Kameron Hurley, estadounidense, escribe novelas de ciencia ficción, y a la vez que nos cuenta de qué tratan sus novelas y en qué circunstancias las generó, va desgranando el complicado camino desde su infancia hasta que consiguió vivir dignamente de su trabajo.

Lo que parece una crítica casera e inocua de todo lo que vemos a diario como "normal" deja al descubierto los errores de bulto oficiales en temas de educación, la desprotección de la gente sin medios en materia sanitaria y el sexismo, el racismo, la homofobia y la xenofobia que transitan impunemente por las pantallas que pautan nuestra vida: la televisión, el cine, internet, los video-juegos, las series y el teléfono móvil, de momento.

Es precisamente esta proliferación de influencias sesgadas a través de los nuevos medios tecnológicos la que da lugar a la segunda parte del título: el adjetivo "geek", de difícil traducción a nuestra lengua. Un geek es una persona dominada por un tema hasta el punto de ser "freak", es decir, de definirse únicamente por esa afición. El sentido que le da Hurley en el libro es el de la acepción más contemporánea: es la persona obsesionada por todo lo relacionado con los ordenadores y la informática.

El propósito de Hurley es demostrar que las máquinas y sus productos derivados y la inteligencia artificial son también sexistas, en tanto en cuanto están programadas con frecuencia por geeks que beben de las fuentes del discurso dominante sin pararse a pensar en lo que este implica. El marketing y la publicidad se mueven por unos algoritmos que atienden únicamente a las ventas y, consecuentemente, a dar a quien paga lo que cree que necesita.

Así, Hurley analiza series televisivas, películas de éxito, calendarios pin-up y productos de la ciencia ficción. Lo que encuentra son personajes femeninos meramente instrumentales, arquetipos de la mujer buena y la mujer mala, mujeres hipersexualizadas y hombres superhéroes. Es decir, después de toda una revolución informática, que se supone que nos abre puertas insospechadas a varios conocimientos y a descubrimientos científicos y técnicos que cambiarán nuestro modo de vida - después de toda esta energía mental positiva? las mujeres siguen siendo representadas y utilizadas como personas de segunda clase.

Kameron Hurley da todo tipo de ejemplos y explicaciones que cualquier persona con una dosis mínima de sentido común puede entender. Y se hace las preguntas que no se hicieron quienes programaron las máquinas o escribieron los comics y novelas de este nuevo género tan popular. Entre otras cosas, la autora se sorprende de que nadie se pregunte por qué "los deseos de los seres humanos como tales no han cambiado en cincuenta años" y por qué siempre "en la ficción las mujeres son las personas a las que se les hacen cosas - en oposición a los hombres, las personas que hacen cosas".

Capítulo a capítulo, y hay treinta y ocho, Hurley deja al descubierto las trampas y defectos de un mundo que podría ser innovador pero que se queda anclado en su ensimismamiento secular.

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