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Mario Antuña

Magdalenas, guajes y neños

Abelardo se enfrenta al reto de mejorar el ataque del Sporting tras comprobar la eficacia de su fortaleza defensiva en Primera

La Bella Easo no se le atragantó al Sporting en ninguna de su tres acepciones: la ciudad que mantiene este apodo por su pasado romano y que descubrió al equipo de los guajes y el neñu; su club, la Real Sociedad, que chocó contra el sólido muro tejido por Abelardo como línea defensiva; y las magdalenas de la conocida marca que se merendaron los sportinguistas para reponer fuerzas tras el encuentro. El Sporting confirmó en San Sebastián sus virtudes y sus defectos ya conocidos. La buena noticia es que mantiene, en Primera, la fortaleza defensiva y organizativa con la que cimentó el ascenso en Segunda. La mala, que también pervive la incertidumbre sobre su romo ataque. Es tan difícil marcar a los gijoneses, como que ellos hagan gol. ¿Será suficiente volver a ser el rey del empate para consolidarse en la categoría? Abelardo sabe que posiblemente no. Es necesario un plan para sumar alegría ofensiva a la engrasada defensa.

Las crónicas han cantado las excelencias del Sporting de medio campo hacia atrás después de los dos primeros partidos. No es poca cosa arrancar dos empates al Real Madrid, en el Molinón, y a la remozada Real Sociedad a base de talonario, en Anoeta. Los donostiarras, recordó Abelardo, se han gastado 25 millones en sólo dos fichajes, más del doble del presupuesto del Sporting. No servirá de excusa dentro de unos meses, pero está bien no olvidar este tipo de pequeñeces contables. La comparación con el Madrid resulta, sencillamente, odiosa.

Aún no se ha hecho nada, pero se ha avanzado mucho. Dos puntos suman y dan merecida estima y confianza, pero puntito a puntito, aunque se haga casillero, quizá no se alcance la redención de la permanencia. El fino Abelardo ya tiene los mimbres del Sporting de Primera. Son los que son. No caben pesadumbres ni excusas. Es lo que hay. Una plantilla cuajada de calidad contrastada. Ya los ha podido probar. Seguro que ya sabe cómo exprimirlos como ha hecho con el resto de sus guajes, a los que ahora suman a Sanabria, Mascarell y Halilovic, el neñu por su juventud y menudencia. "Ye un criu, delgadín y pequeñu" , me comentaba un amigo que coincidió con el nuevo delantero por Gijón. Será un neñu, como todos, pero tendrá que hacerse un guaje.

Marcel Proust inició su épico monumento literario "En busca del tiempo perdido" con una magdalena. Los guajes del Sporting se dieron un festín sin que se les atragantara ninguna el pasado sábado. El reto de Abelardo es completar su obra. Lograr que el equipo, además de mostrar fortalezca defensiva y un orden táctico envidiado, sepa atacar con alegría y suba goles a su marcador. Sólo así el Sporting conseguirá recuperar su tiempo perdido.

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