Recuerdo nuestra última comida la víspera de tu partida en los alrededores de tu entrañable Gijón, bebimos sidra, y me decías que sería una de las cosas que echarías de menos. Yo te dije que lo que realmente echaría de menos sería tu compañía, tus conversaciones y pensamientos sobre la vida y el baloncesto.
Te dije que Asturias y Gijón siempre estarían contigo en tu mente y corazón, a lo cual respondiste que eran una parte de ti, que llevabas dentro, puesto que los más importante en tu vida Isabel, Addy, Allison y tu familia son de aquí.
Nunca podré olvidar tu grandeza y humanidad haya por dónde fueras. Siempre cuento que volviendo de ver un campeonato de España Infantil en Lloret de Mar, paramos en Barcelona de regreso y paseamos por las Ramblas. Te paraba la gente con cariño, llamándote por tu nombre y preguntándote cuándo regresarías. A lo que respondías, "no sé, mi sitio está en Gijón, mi familia,...mi vida".
El equipo jugaba en Manresa, y paseando después de comer un señor me paró. Me preguntó si era de Gijón. A lo cual contesté afirmativamente. Me volvió a preguntar "sí conocía al Ed", y le pregunté yo: "¿Ed Johnson?", el cual respondió "sí". Le contesté: "Claro cómo no lo voy a conocer". Me dice: "no ha habido nadie como él en Manresa. Genial, Fantástico, un fenómeno". Yo le sonreí y asentí con la cabeza.
Tu disciplina americana para entrenar, cómo tratabas a los jugadores, dándoles la mano, saludando al inicio de los entrenamientos, preguntándoles por sus cosas personales,...demostrándoles con tu ejemplo que la disciplina y la exigencia no está reñida con la cercanía y el cariño que dabas.
Cómo viendo baloncesto te anticipabas a las acciones y preveías la decisión que iba a tomar un jugador.
Siempre con un espíritu positivo, una sonrisa, una palabra o frase agradable para cualquiera,...la huella que nos dejas en nuestro corazón,..."COACH".