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Fondo Norte

Un margen rojiblanco de siete domingos

La plantilla es un asunto demasiado serio como para dejarlo sólo en manos de los técnicos

Los calendarios no son opinables, marcan lo que marcan y no caben arreglos, retrasos o aplazamientos. El calendario juliano marca que quedan siete domingos libres antes de que suene la corneta del inicio de la próxima Liga. Es el periodo que tiene el Sporting para confeccionar el nuevo equipo, el equipo necesario para no tener que esperar nuevos milagros, sino esperar una temporada sin sobresaltos, con apuros sí, pero sin sobresaltos.

La sentencia aquella que afirma que la guerra es un asunto demasiado serio como para dejarlo en manos de los militares puede trasladarse al Sporting actual. Los fichajes necesarios son un asunto demasiado serio como para dejarlos en manos de los técnicos, se denominen como se denominen los cargos de cada uno de los responsables de los mismos. El Sporting va camino de consolidarse como una entidad saneada y alejarse de una vez de los riesgos de desaparición, casi nada. En ese camino hay que proceder a incorporaciones de futbolistas que eleven el nivel de la plantilla, reducida ahora mismo a la mínima expresión. Faltan defensas centrales, faltan centrocampistas y faltan delanteros, línea en la que sólo aparece el alegre y dicharachero Carlos Castro.

Dura tarea, aunque no urgente, para los responsables técnicos, a los que el nuevo presidente rojiblanco señala como únicos responsables de la confección de la plantilla en un intento que no se sabe si es para descargarse presión personal o en una nueva forma de gestionar el club. Los siete domingos que restan sin Liga han de ser tiempo sobrado para poner a las órdenes del gran timonel los futbolistas que éste necesita para hacer el equipo de la consolidación en una Primera División que va a volver a estar cargada de interés, de trampas y de dificultades. El mercado se cierra más allá de los siete domingos, pero el inicio de la competición va a ser el que es, allá cuando agosto refresque y los días vayan menguando.

Para entonces, damas y caballeros, señoras y señores diputados, habrá quedado muy atrás la despedida de Del Bosque al frente de la selección, despedida que se recordará por el viaje que le ha lanzado a Iker Casillas, capitán del equipo nacional en su mejor época y que ha ido, otra vez, con morros hacia el cuadro técnico porque el elegido para la titularidad ha sido otro. Este chico, por lo que se va viendo, pone siempre por delante sus intereses personales frente a los intereses generales. Mucho ha tenido que aguantar el seleccionador saliente, habitualmente paciente, para despedirse con esa crítica al comportamiento del portero del Oporto. El sector mouriñista de la crítica ha aprovechado para salir en tromba contra Casillas y recordar que el entrenador portugués tuvo razones de sobra para quejarse del portero y capitán del Real Madrid. La historia, por lo que se va viendo, se repite con precisión matemática: Casillas, o juego o reviento.

Las buenas costumbres han de mantenerse incluso en verano; por eso, si pregunto, ¿molesto?: Esuperio, ¿por qué no te mojas y aclaras lo que tienes que aclarar al pueblo fiel? No hay política mejor que la de dar la cara y contar la realidad, sin esconder datos y cifras.

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