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Fondo Norte

La solidez que necesitan los rojiblancos

Los datos del equipo del gran timonel no son buenos ni en defensa ni en ataque, hay que mejorarlos

Las jornadas futbolísticas se cierran los domingos por la noche por lo que los balances parciales de cada fin de semana hay que hacerlos en esas horas. Como resulta que estamos en un mundo globalizado, a la manera europea por lo menos, el balance de la pasada jornada se resume en que todos los grandes equipos de la Liga de Campeones no han podido ganar, salvo el admirable Atlético de Madrid. Lo que a media tarde del domingo resultaba una catástrofe para el Real Madrid, el empate casero ante el Eibar, quedaba reducido de noche, cuando se supo de la derrota del Barcelona en el Balaídos vigués, donde un entrenador sin complejos, el Toto Berizzo, dispuso marcajes al hombre, tan denostados en estos tiempos, tan eficaces contra el Barcelona. Todos los equipos grandes pierden puntos, por fortuna, para las competiciones. Hay que olvidarse de los títulos con cien puntos, dicen los más finos analistas.

Mientras, el Sporting se lame las heridas de la cuarta derrota consecutiva. Otra en los minutos finales, tal como desvelaba ayer este periódico. Aún hoy, que es martes, aunque esto siga sin ser Bélgica, habrá que analizar la última acción de Riazor, en la que un jugador del Sporting deja perfilarse a Babel para hacer el segundo gol. Un jugador hace un marcaje extremadamente débil y otro que está cerca no hace nada por tapar el remate del ahora ídolo en La Coruña.

Los movimientos finales de ambos jugadores muestran a las claras, damas y caballeros, señoras y señores diputados, que el problema del Sporting es el de la falta de solidez. El equipo no marca goles porque no tira a puerta y recibe goles porque exhibe una alarmante flojera defensiva que no va a evitar siempre el Pichu Cuéllar. La tarea del gran timonel y de sus jugadores es convertir al Sporting en ese equipo sólido que sea garantía en cada partido de que va a ser capaz de sacar adelante el compromiso. Un equipo como el Sporting, al que, dicho sea de paso, le sobró solidez en el año del ascenso, cuando un gol fuera de casa era casi garantía de victoria, no puede permitir que un lateral, Sergi Roberto, sea el autor de tres pases de gol en un mismo partido porque su rival de zona se queda mirando a las musarañas y no baja a cerrar caminos. Ni eso, ni el gol de Babel del sábado noche en Riazor. En cuatro partidos perdidos consecutivamente el Sporting ha pasado de la tercera plaza a los puestos cercanos al descenso. Una caída en picado. El puesto rojiblanco no es el tercero, pero al equipo se le pueden pedir partidos mejor jugados que los más recientes. La visita del Valencia, en cuyo banquillo debutará Prandelli, se convierte en un compromiso de primer nivel que hay que sacar adelante.

En estos tiempos no conviene perder el buen humor. Incluso Esuperio lo mantiene. Ahora va por ahí sosteniendo que "Y son dignos de mención Máximo, Manolín y Jesusón". Si él lo dice, habrá que hacerle caso y esperar por sus dictados sobre la situación del Sporting. Si pregunto, ¿molesto?: ¿qué jugador del Sporting presumió después de un cuatro a cero en el Bernabéu de haberle hecho un túnel al llorado Manolo Velázquez? Un túnel en una goleada.

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