El partido de este domingo entre el Sporting y Osasuna podría ser declarado de alta tensión por las unidades coronarias de Cabueñes y HUCA. En la puerta de la sala de prensa se debería advertir del riesgo para la salud, con una señal de peligro similar a las torretas de HC o EDP en versión portuguesa. En la grada, la espera ante otra final -no declarada- tendrá el alivio de las conversaciones sobre lo acontecido en el Camp Nou la tarde anterior entre los grandes divos del banquillo nacional: Luis Enrique y Zidane. Llegan a este partido Lucho -en el ojo del huracán mediático, principalmente- y el "Suave" Zizou, al que no se le cuestiona casi nada; incluso los nuevos cortesanos le colman de elogios por hacer jugar a su hijo contra La Cultural. Enzo ya tiene edad para buscar equipo lejos del Bernabeu. Jordi Cruyff, con esos años, era solicitado por unos cuantos equipos europeos. El francés tiene la flor que dejó en el banquillo Miguel Muñoz.
A Tebas los medios de comunicación -la televisión principal cliente, en particular- le deben gratitud por incluir en el paquete de derechos y obligaciones las declaraciones al final de los partidos de los protagonistas. En época de J.M.García los micrófonos salían al asalto de los futbolistas y entrenadores con un estilo incisivo que hacía saltar astillas. Ahora con el obligado "posado" ante el tablón repleto de marcas, los jugadores dejan de ser políticamente correctos y sueltan -a mil revoluciones- lo que tienen en el "papu". Algunos entrenadores como nuestros Tres Tenores del banquillo también sufren las consecuencias de expresar públicamente lo que cuentan en privado. Una salida de tono en Zidane parece imposible: esa sonrisa beatífica no se altera ni por las sugerencias del Gran Florentino, otro suave reconocido.
Los asturianos no las matan callando, sacan el puñal a la vista de todos. Es un hecho histórico desde Pelayo a nuestros días, por eso nos quedamos sin vestigios árabes: una Alhambra, por ejemplo, con lo bien que nos vendría a la hora de comprar acciones del Sporting. El premio de consolación es un catarí -internacional eso sí- como una muestra más del cúmulo de errores en el mercado de verano. Para vender falsificaciones están algunos mercadillos que superan la crisis como pueden.
Hablando del corazón y sus prevenciones, para el encuentro del domingo ante los navarros conviene tomar las pulsaciones y no sentarse en la grada si uno ya se altera a la hora de comprobar la alineación de Abelardo. El Pitu ya está encontrando, disgusto a disgusto, algo parecido a un equipo intenso, aplicado en los conceptos defensivos y creando alguna ocasión en el área rival. El centro del campo está tan negado como el de Luis Enrique en los últimos encuentros. Es cierto -seamos justos- que acertar en los fichajes no es tarea fácil. El Barça también se equivoca y eso que se le caen los euros del bolsillo. "Por eso y muchas cosas más ven a nuestra casa esta Navidad" ese villancico de Luis Aguilé se lo podíamos cantar, en fechas tan entrañables, al Papá Noel del Sevilla F.C. Nos referimos a Monchi: el mejor ojo fichador que vieron los tiempos. ¿Sería posible un cursillo de cómo conseguir jugadores en invierno con pocos fallos? Él hace equipos nuevos cada temporada y ahí tienen sus dos obras en la cabeza de Primera y Segunda, o como se llamen ahora, esas ligas de nuestros sufrimientos.
