La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El debate más allá del dibujo

Cuentan los que acompañaron de cerca el año de Luis Aragonés en Oviedo, que el principal foco de debate con los periodistas que seguían el equipo era el sistema a emplear. Luis se empeñaba en aquel dibujo con tres centrales y carriles largos, ocupados por Eskurza y Rabaribony, más esforzados que talentosos. El mecanismo nunca llegó a encajar, pero Aragonés, ideas fijas y verbo vibrante, no daba su brazo a torcer. Aquel Oviedo, incapaz de rendir fuera, se salvó en la recta de meta y, con la misión cumplida, Luis tuvo un momento de euforia y sinceridad a partes iguales. "Pues igual teníais razón y el sistema de carrileros no funcionaba?", les soltó a los presentes con su habitual chispa.

Ahora que se han cumplido tres años de la muerte de El Sabio, la defensa de cinco vuelve a la orden del día.

A Hierro lo de los sistemas es un asunto que no le seduce. Discípulo de Antic, el malagueño cree que es un tema secundario. Que lo importante es que el dibujo subraye la virtud del futbolista. De ahí los frecuentes cambios. En realidad, su reflexión tiene coherencia con lo visto esta emporada. El Oviedo no varía mucho su propuesta en función del dibujo. Lo suyo son las áreas. Se aburre con el argumento y busca los desenlaces. Pero el equipo tiene gol, el cofre del tesoro del fútbol. Los días que defiende con cierto orden, la victoria está cerca. Como ante el Mallorca. El Oviedo suma con regularidad en el Tartiere y se estrella fuera. Suficiente para vivir en la zona templada, insuficiente para presentar una candidatura seria al play-off. Con el gol asegurado, el equipo aún tiene pendiente un paso adelante.

Un guión repetido

La victoria ante el Mallorca ofrece una sinopsis similar a la de tantos partidos en casa. El equipo defiende con orden, se atasca al intentar construir y saca petróleo de los balones en el área. Tampoco es que fuera una exhibición del Mallorca, como dejó entrever su entrenador en una curiosa lectura del choque, pero los azules no dieron la impresión de tener el partido sujeto por el mango en ningún momento. Hierro busca un dibujo con el que el equipo se sienta cómodo pero no termina de encontrarlo. Parece encajarle mejor el mono de trabajo que el esmoquin, pero aún tiene dudas sobre su talla. En el camino, al menos ha encontrado algunos atajos. El equipo sigue manteniendo feliz a Toché y la estrategia ofensiva está dando frutos. Cuando Susaeta no tiene molestias, sus acciones son decisivas. Ante el Mallorca se vio un par de acciones de acierto, un importante desajuste atrás y muchas flechas en la pizarra. Al equipo le falta un plan de vuelo sólido. Hierro sigue trabajando en ello.

El improvisador

Cada conducción de Johannesson tiene efectos en el ánimo de la grada. Sus carreras enganchan. Con Diegui, uno puede acordarse de que El Requexón suele ofrecer soluciones útiles. Pero además, sus intervenciones son diferentes. En ataque, Diegui es un futbolista impredecible. Puede encontrar una vía cuando la banda parece cerrada al tráfico, o puede recortar al centro y asociarse. Los rivales nunca saben cómo afrontar este estilo poco ortodoxo. Da la impresión de que improvisa con la pelota, que él mismo no sabe qué hacer hasta que tiene que tomar una decisión. Futbolista de instinto, siempre suele encontrar el camino correcto. El sistema con carrileros le viene como anillo al dedo. Tras sus dos últimas actuaciones, se entiende menos su ostracismo en toda la primera vuelta. El Oviedo necesita futbolistas con descaro como él.

Los nuevos entran en escena

La matemática tampoco conviene dejarla de lado. A pesar de que el juego del equipo sigue sin tener regularidad, el objetivo está más que cercano. El juego es valorable, los datos irrebatibles. La visión optimista dice que con la mejora prometida, el equipo irá a más. Será entonces cuando se pueda mencionar el ascenso como una posibilidad.

Desde el club también parecen compartir la misma reflexión. De ahí es esfuerzo en el mercado de invierno. Los cuatro futbolistas fichados están llamados a dar un salto de calidad. Saúl Berjón es la apuesta fuerte, quizás el fichaje más importante de este periodo en Segunda, por su conocimiento de la categoría y su experiencia en divisiones superiores. Y por canterano: conoce perfectamente la casa. Cuando su acoplamiento sea perfecto, ganará partidos. Costas dejó una grata impresión el domingo. Domina el área y es pulcro con la pelota. También parece dispuesto a aportar en la estrategia. Borja Domínguez es la pieza que faltaba. Su perfil encaja en las necesidades del equipo, solo queda por comprobar su sintonía con una plaza exigente. Y Carlitos de Pena es la incógnita. Un jugador que necesita demostrar sus cualidades en una posición en la que la competencia es enorme.

Compartir el artículo

stats