No se prodiga el castellano leal Miguel Torrecilla, llamado por el Sporting para armar un equipo que ascienda y una estructura que funcione y que convierta al club en una máquina de relojería futbolística. La discreción es en el actual mundo del fútbol una virtud impagable; otra cosa muy diferente es el afán tenebroso que tan suelto anda por ahí.

El amplio mundo rojiblanco, escaldado de los dieciséis (¿o fueron más?) fichajes de la temporada pasada no se pone nervioso porque no se celebren presentaciones de nuevos jugadores en Mareo, a los que, felizmente, volverá a acompañar el impagable Leli Rubiera, quien vuelve a aparecer del sitio que nunca salió. El amplio mundo rojiblanco espera, sin embargo, descubrir el equipo que va a montar el castellano leal. Un equipo que tiene que ofrecer un vigor que no se vio por ninguna parte la infausta temporada pasada. En Segunda no se va a ninguna parte sin vigor, fuerza, entrega y capacidad de sufrimiento. En Segunda, en Primera y en cualquier competición. El equipo soñado por Miguel Torrecilla es, se supone, idéntico al de cualquier aficionado rojiblanco que quiere llegar al primer partido y ver cómo se repite, por ejemplo, aquel cuatro a cero del Sporting de Vicente Miera al Levante en el regreso a Segunda de aquel Sporting que se había quedado sin Churruca. Casi nada al aparato de la banda, distinguido público. Bastó un partido para ver con claridad por dónde iba a circular el equipo a lo largo de una temporada que puso los cimientos a los mejores años de nuestras vidas. Tutti contenti, Rerum Novarum.

A la espera de que los sueños, profesionales se entiende, de Miguel Torrecilla se hagan realidad, se van atisbando algunos movimientos de tropas de algún interés. Claro que no hay movimiento de tropas más interesante que el regreso de los equipos a la actividad, cosa que va a suceder en la próxima semana, cuando aún no han hecho públicos los calendarios y las fechas de cada duelo, que en el ejercicio que se nos viene encima han adquirido un interés añadido por razones obvias. Tal como se ve a la actual plantilla rojiblanca parece claro que hacen falta muchas salidas de jugadores que, las cosas como son, tendrán difícil acomodo. Pero Paco Herrera no querrá trabajar con más de treinta futbolistas porque ese número no hay cuerpo técnico que lo aguante. El verano avanza y seguimos sin saber el destino del hijo de Burguillos del Cerro, provincia de Badajoz. Atenta la compañía, que vienen curvas. Las buenas costumbres, siempre presentes; si pregunto, ¿molesto?: ¿sabe Esuperio cuál es a 30 de junio la deuda real del Sporting o tiene que esperar a la junta de accionistas del lejano diciembre? Próxima parada, Capuchinos.