El Sporting se juega esta noche ante el Cádiz algo más que tres vitales puntos; se juega evitar una peligrosa marejada. Porque la situación, distinguido público, es parecida a cuando en pleamar las olas se mueven sin saltar al Muro de San Lorenzo. La mar no está en calma en esos momentos, pero no moja a los paseantes que recorren el bellísimo paseo. Otra cosa es cuando las olas se desatan y rompen contra la pared y salta el agua a la amplia acera. Pues así está ahora mismo el Sporting, dispuesto a evitar la marejada que nadie quiere.

El entrenador, don Francisco Herrera, es consciente de la situación porque sus años en Gijón como jugador y sus años de pescante le dan el olfato suficiente para ventear la realidad. La realidad dice que las buenas gentes rojiblancas quieren un equipo sólido y armado, capaz de sacar adelante los partidos de casa y amarrar puntos en los dos de fuera.

La situación no permite, sin embargo, hacer trampas en el solitario tal como parece pretender el entrenador rojiblanco. La media inglesa a la que apela ahora no sirve porque el punto sumado la semana pasada fue en casa, y no en viaje. No vale eso de que da igual empatar en casa si se suman cuatro puntos, porque no es el caso del Sporting, que lleva varias jornadas viajeras en las que no ha olido la victoria.

Ganar al Cádiz se ha convertido en necesidad imperiosa y en obligación para evitar que el enfado del domingo pasado tenga continuidad. El Sporting ha salido del campo ovacionado después de empates en casa, empates que llegaron con partidos bien jugados, con garra y decisión, lejos de la grisura de estos tiempos. Don Francisco Herrera sabe también que las gradas actuales del estadio gijonés son de una bondad envidiable al lado de las gradas de su época de jugador. Aquellas gradas tenían un nivel de exigencia tremendo. Los jugadores que se libraron de quejas sonoras son las excepciones en la larga historia rojiblanca.

El partido de esta noche, además de la necesidad de la victoria y del buen juego, tiene otro atractivo: conocer qué fórmula ha buscado el entrenador para suplir al lesionado Sergio Álvarez. Si se inclina por el desaparecido hasta esta semana Rachid o si se inclina por el dúo Carmona y Moi Gómez, con Bergantiños guardando las espaldas. Tiene su miga la decisión que tome el responsable técnico de los rojiblancos. Una noche para no perder detalle porque está cargada de aspectos relevantes.

Por cierto, si pregunto, ¿molesto?: ¿tiene planes Esuperio para complacer al cuadro técnico que suspira por un centrocampista y un extremo para el mercado de enero, que está ahí? Próxima parada, Capuchinos.