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Juego de tronos en el Tartiere

La temporada del conjunto azul ha tenido misterio, finales trepidantes y personajes nuevos

Si el Oviedo de esta temporada fuese una serie de televisión le haría la competencia a Juego de Tronos. Giros de guión, misterio, finales trepidantes, personajes nuevos? (hasta exóticos, dado los diferentes lugares de procedencia de varios jugadores). La verdad es que tendría todo lo necesario para enganchar a la audiencia. Y es que hasta ahora las hemos tenido para todos los públicos: dudas, decepciones, cabreos, sufrimientos y, ahora, euforia y felicidad. Una de las características que hace que este equipo enganche es la épica. Quien se lo iba a decir al oviedismo después de las salidas lejos del Tartiere del campeonato pasado, que tocaban a bochorno por partido. El Oviedo ha ganado dos partidos fuera con un jugador menos, empató el derbi en una tarde lluviosa a base de pura garra y también sentenció a Osasuna en un partido que parecía de otra época. El guionista de Gladiator estaría orgulloso.

Costó empezar a estar bien, la verdad. "Firmo la permanencia y que no suba el Sporting", me dijo hace más de dos meses un amigo oviedista. Sinceramente, no era el único que lo pensaba. Y es que en el fútbol todo cambia en dos días o en dos goles. Entre lo previsible que tiene este deporte está que los tópicos se suelen cumplir. Anquela lo sabe y por eso tiene ese discurso tan cholista. El jienense piensa realmente lo que dice y lo demuestra con hechos. Como contra la Cultural. En el minuto 85 y con un 2-0 a favor, en la alineación del Oviedo formaban, entre otros; Cotugno, Carlos, Forlín, Cristian, Mossa, Johannesson y Varela. Poco más hay que decir. Anquela postureo poco; no se fía de nadie.

Otro de los manidos tópicos del fútbol es cuando se habla de "punto de inflexión". Que es como decir que un partido ha sido tan trascendental, para bien o para mal, que ya nada será igual. Muchas veces ese tópico también se cumple. Y el partido contra la Cultural puede ser un punto de inflexión para este Oviedo, al menos, en su relación con la grada. Porque el oviedista siempre ha estado orgulloso de su club, pero los jugadores van por otro lado. Ahora no. La afición siente estos futbolistas como suyos y va a muerte, de ahí el ambiente espectacular que se vivió en el Tartiere. Era tal la felicidad que muchos aficionados azules que detestan la Navidad le están cogiendo el gustillo gracias al Oviedo. Conviene diferenciar el ambiente de un estadio de su número de asistentes; son conceptos que no tienen porque ir de la mano. Y si no que se lo digan a los equipos grandes de Primera.

El Oviedo despide con entusiasmo un 2017 que comenzó con depresión. Pero, volviendo a las series de televisión, el final es quizá lo más importante. Existen grandes series, como Los Soprano, que terminan de forma decepcionante. Esperemos que el Oviedo no siga ese camino y que la pantalla se tiña de azul en la última escena.

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