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Pablo González

La fiesta tiene que ser la de los tres puntos

El Sporting recibe a la Cultural en mitad de las celebraciones de las peñas y del homenaje a Quini

El Sporting mide mañana su racha en casa con la Cultural, uno de los peores visitantes de la categoría. Y lo hará en mitad de un ambiente marcado por la fiesta de las peñas, el homenaje a Quini en el primer partido en El Molinón sin El Brujo y la confianza de haber ganado los últimos seis partidos en casa. Pero la única fiesta-homenaje que sirve es la de sumar los tres puntos. Lo demás será caer adormilado por el olor a gloria y a incienso y perder pie de cara a la lucha por el ascenso, que no hay que olvidar que es el único objetivo al que debe aspirar el Sporting. Lo demás son disculpas y cuentos para no dormir.

Y es que a los rojiblancos les quedan muy pocos tiros al aire después del déficit de puntos que arrastran, sobre todo a domicilio. Ganar en Sevilla estuvo bien, pero como decía Luis Aragonés "sin presumir". Y sin presumir porque el filial sevillista sólo ha ganado en casa un partido en su campo en lo que va de temporada. Allí fue donde el rival de la tarde de mañana de los rojiblancos sumó su única victoria como visitante esta campaña. Lo de la mejoría fuera habrá que demostrarla en el complicado calendario que le queda por delante al Sporting: Huesca, Almería, Valladolid, Cádiz?

Pero lo primero será tumbar a la Cultural, inmersa en la pelea por evitar regresar a Segunda B. El día pinta especial, al menos en la grada, con el campo lleno por el nuevo homenaje a El Brujo. Pero seguro que para Quini, gran defensor del papel de la afición sportinguista en las últimas décadas, lo único importante serían los tres puntos para seguir la remontada hacia Primera. Lo demás, folclore.

El choque también servirá para comprobar el estado del fondo de armario rojiblanco, renovado casi al completo en el mercado de invierno. A Baraja se le han presentado problemas en defensa ante la baja de Álex Pérez y las molestias físicas de Guitián. Y habrá que ver cómo se desenvuelve Hernán Santana en sustitución de Bergantiños. De todas formas, y si la cosa se da mal, las bajas no pueden servir como excusa ya que el Sporting ha pasado de ser el pariente cargado de deudas al que hay que financiarle de vez en cuando un par de carritos de la compra bien cargados, a un nuevo rico que a veces da la impresión de no saber qué hacer con tanto dinero y acaba decorando el jardín con un tigre blanco a lo Tony Montana en "El precio del poder".

Habrá que esperar, como tanto insiste el director deportivo Miguel Torrecilla, a conocer las notas del equipo al final de curso y no quedarse con las de los parciales para valorar si la planificación deportiva ha sido la correcta tras decepcionantes experiencias pasadas. Pero de momento la cosa no es para sacar mucho pecho si se ponen sobre la mesa aciertos y errores. Entre los primeros destacan Barba o los cedidos Santos, Rubén García y Jony. Entre los segundos... unos cuantos que ya ni están, como la gran esperanza serbia, ahora disfrutando de la potente liga húngara.

Tampoco es para descorchar la botella de champán si se toman casos concretos como el del lateral derecho, por donde ya han pasado cinco jugadores en lo que va de año. El suma y sigue pasa ahora al centro de la zaga. Las lesiones y la falta de olfato a la hora de elegir futbolistas para esa demarcación en el mercado veraniego (Xandao, ¿qué fue de Xandao?) va camino de llevar al Pipo Baraja a confeccionar la sexta pareja de centrales en treinta partidos. Es lo que hay cuando, si las cuentas no fallan, el Sporting ha fichado esta temporada a 14 jugadores, y han disputado algún minuto en Liga un total de 29 futbolistas, de ellos sólo tres procedentes del filial (Adri Montoro, Nacho Méndez y Juan Rodríguez, cuatro si se suma el prometedor debut de Dani Martín en la Copa de Rey). Toda una declaración de intenciones para un club que presume de cantera y en tiempos en los que los técnicos quieren plantillas cortas. En fin, las cosas son así.

Aunque lo que vale ahora es ganar a la Cultural para no peder el paso y afianzarse en los puestos de play-off para en la recta final del campeonato tratar de asaltar uno de los dos puestos que dan derecho al ascenso directo. Lo demás sería conformarse con ganar "la otra Liga", la del pulso con el vecino. Escaso botín sería a estas alturas. Por eso la fiesta de mañana en El Molinón debe ser la de sumar los tres puntos y la de honrar al añorado "9" como a él le hubiera gustado: ganando.

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