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Saúl Berjón, el alfil

En la banda, el extremo lanza diagonales que resuelven partidos

Parece que por sus condiciones le convendría jugar más cerca del área. Visión de juego, buen pie, capacidad para leer el juego y una correcta finalización. Sin embargo, las pruebas con Berjón en la media punta no han salido normalmente del todo bien. Saúl crece en la izquierda, ahí sí, parcela desde la que es determinante. No necesita orientarse al medio para que el equipo le busque. Es capaz de levantar la mano, pedir la pelota y que, automáticamente, el juego se incline a la izquierda.

Es ahí, en la banda, donde Berjón inicia el movimiento diagonal con el que define partidos. El ovetense avanza como un alfil. Y para hacerlo tiene dos recursos. El más empleado es el que manda la pelota a ras de suelo en busca del área. Es su jugada favorita: en sus pases hay talento, pero también algo de ingeniería. No es fácil calcular la medida exacta de un pase para que llegue a su destino en el momento adecuado. La alternativa es la conducción. Es el primer paso el que le da ventaja sobre el marcador, la potencia manda. Después, se trata de una cuestión de espacio, de situar el cuerpo por delante del defensor.

En el gol de ayer, Berjón combinó sus dos movimientos. Kakabadze, el lateral de los catalanes, subió y perdió la pelota. Aarón fue listo y envió la pelota rápidamente a la zona de Berjón. El extremo recibió y enseñó su primera arma: pelota con mimo al área, territorio de Toché. El envió llegó cuando el murciano esperaba el paquete, acompañado del zaguero visitante. Por eso, controló y esperó. Berjón ya le había ganado la carrera a su par con la primera zancada. Recibió en el área y chutó raso, con toque, al hueco. Hasta el golpeo, esa diagonal a la red, pareció un movimiento de alfil.

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