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Novatadas

Sobre las bromas de mal gusto que se gastan a los recién llegados a la Universidad

Días atrás, el maestro Juan José Millás escribía en este periódico sobre las novatadas. Cuando llegué al Colegio Mayor América, un veterano de Ponferrada se subió a mi habitación doble y junto a otro recién llegado me puso a hacer flexiones, ducharme y poco más. Al acabar la "terapia" me tendió la mano y me dijo: "Me llamo Valentín y vamos a ser amigos". Apretándole y mirándole a los ojos -al hoy oftalmólogo Alfonso Piñero pongo por testigo- le respondí: "Los amigos los elijo yo, los de mar abierto somos de otra manera y jamás me relacionaré contigo".

A los dos años, sin haber cruzado palabra alguna, él abandonó el colegio y yo continué, en habitación individual, pasando otro par de imborrables cursos. Durante mi larga y vivida estancia de veterano tengo a gala no haber hecho nunca una novatada. En aquel tiempo coincidí con gijoneses de todos conocidos: Luis Angel Varela, Pipo Mosquera, Nacho Prendes, Charly Nespral, Juanín Tinturé, Víctor Lázaro, Miguel Guisasola? y con compañeros que luego aquí se afincaron: el citado Alfonso Piñero, Chus Beltrán (el de la Feria de Muestras, que en paz descanse), (José Galindo q.e.p.d. también, marido de mi buena amiga y alcaldesa Carmen Moriyón)? De aquélla, el director era el catedrático de Estratigrafía, Luis Sánchez de la Torre, un gran tipo, y el "pepero" Ovidio Sánchez, buen chaval, intentaba meterse en nuestro grupo de poder. ¡Ya tenía querencia!

Bien, a modo de epílogo de esti rollu que les metí les diré que mi hijo, Ignacio, quien en el Pablo del Amo madrileño pagó sus novatadas, le conminé a que él no las hiciera. La verdad es que fracasé pues a un novato que se confesó antitaurino le llevó, ni corto ni perezoso, invitándolo, eso sí, a una corrida dominical a Las Ventas y, coño, a diferencia de aquel Valentín de Ponferrada de los coj?., nunca dejaron de hablarse. En cualquier caso, como al maestro Millás, no me gustan las novatadas.

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