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Crítica / Música

Nacho Vegas: profeta en su tierra

El músico gijonés triunfa con la presentación en directo de sus "Canciones populistas"

De nuevo lo volvió a hacer. Al igual que en el acústico del Botánico del pasado verano, el sábado Nacho Vegas dejó la taquilla sin localidades horas antes de empezar el concierto. La sala Albéniz se quedó pequeña para la cantidad de seguidores con los que cuenta este cantautor gijonés; una legión de jóvenes y no tan jóvenes que lo arroparon en la presentación de su nuevo Ep, "Canciones populistas" (Marxophone, 2015), con el que mantiene la misma línea musical de su anterior trabajo, "Resituación" (2014), y suma nuevos himnos generacionales a su repertorio. Abrió el concierto la gaditana Carmen Boza, que cierra un buen 2015 y encara un 2016 muy prometedor. Esta cantautora dará que hablar.

Sonaron temas de toda su trayectoria, siempre manteniendo una pauta uniforme, un estilo propio que es ya marca personal del gijonés. Canciones de medios tiempos, voz grave, melodías casi declamadas y letras inteligentes que conectan con su generación. Empezó con "Me he perdido", de su álbum "Verano fatal",y siguió con temas de "Resituación", como "Adolfo suicide" y "Ciudad vampira", dedicada a Gijón, con la que subió al escenario el coro "Al altu la lleva", habituales acompañantes del cantautor y un elemento más que acerca la música de Nacho Vegas a Leonard Cohen.

Lo cierto es que canciones como "Actores poco memorables" o "Vinu, cantares y amor" se prestan a ser coreadas; son temas con un tren constante mantenido firmemente por bajo y batería y con arreglos cuidados en las guitarras y en las teclas para que la canción, además de caminar, respire. El resultado sonoro envuelve y atrapa, con estructuras repetitivas y constantes y versos que funcionan como mantras. El fraseo de Nacho se construye con perfiles melódicos bien definidos que maneja a su antojo para encajar de forma certera los versos de las canciones. Es una música sin prisa, pero sin pausa, y eso se refleja en un público atento y casi hierático, respetuoso y entregado pero sin aspavientos ni clímax fáciles.

Nacho Vegas se fue del escenario sin hacer ruido, discreto, como había salido, y el público pidió "otres tres". Fueron tres las propinas, con un cierre por todo lo alto: "El hombre que casi conoció a Michi Panero". No hubo más, la gente salía satisfecha tras una hora y media de concierto y seguro que la gran mayoría repetirá en la siguiente cita. Nacho Vegas tendrá que buscar un recinto más grande, porque disco a disco y concierto a concierto, este artista suma y sigue.

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