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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Resultados electorales

El Congreso ha quedado sometido a una miscelánea que hace temer una época de inestabilidad

Estamos en la Europa del Sur y aquí, a diferencia de la otra Europa, la continental rica, una "große Koalition" a la alemana entre el PP y el PSOE hace que salten chispas sólo de pensarlo. Aquí, como vino a expresar claramente la líder andaluza socialista, Susana Díaz, hay cosas que ni se deben pensar. Tampoco se piensa que un líder de partido, como Pedro Sánchez, cuyos resultados electorales son los más bajos desde que se recuperó la democracia, tenga la obligaciòn de dimitir e irse a su casa, como han hecho otros líderes socialdemócratas o laboristas de los últimos años. Con estas premisas el PSOE no llegará muy lejos. Hasta que no acepte ciertas reglas del juego, estará demostrando que no ha comprendido lo que con el paso del tiempo ha cambiado en la sociedad española.

Que Rajoy siga, a pesar del bajonazo, es lógico porque, a pesar de todo, ha ganado las elecciones y hasta que no se demuestre su incapacidad de formar gobierno no es momento de que se vaya a su casa.

La dirección socialista ha demostrado que se equivoca dilatando sus procesos congresuales hasta la primavera, cuando las soluciones, o los líderes que las encarnen, deberían estar listas en un par de semanas. Nos tomamos demasiado tiempo probablemente para que juegue el olvido.

Sí, sería tremendamente injusto que el PSOE pusiera en órbita a su joven líder, pero es que la lista madrileña, la más numerosa y que él encabezaba, obtuvo solamente seis diputados. En cambio, los directivos socialistas de Ferraz han hecho aparentemente piña alrededor del líder fracasado, aunque algunos de ellos, probablemente, se la tengan guardada para cuando su congreso. Por el momento, aquel que entre los dirigentes del PSOE se atreva a insinuar que Pedro Sánchez, y con él media docena de sus más estrechos colaboradores, no está en condiciones de liderar su partido sea anatematizado por el correspondiente aparato, pero hay silencios y algunas manifestaciones que, leídas, o escuchadas, entre líneas van en tal sentido.

Que la andaluza Susana Díaz advierta con gran aparato de amplificación en contra de una insinuada, que ni tan siquiera explicitada por parte alguna, gran coalición indica cómo anda el patio y lo que algunos se fían de la palabra de Pedro Sánchez.

El PSOE, que en su momento lideró la sociedad española, se ha quedado antiguo. Pero lo ha hecho no en sus valores ni en sus propuestas sociales, sino en sus modelos de organización y en sus formas de dirigirse y conectar con la sociedad.

El electorado demuestra que no ha madurado en cuanto a la recepción de los mensajes y los que deciden entre los socialistas se han creído tan institucionales que sus mensajes, aunque llenos de cordura, ciertos y verdaderos, no llegan a calmar el desasosiego de los desesperados: suenan a jerga funcionarial. No se trata de prometer el cielo en la tierra, pero sí no tenerle miedo a proclamar sin ambages ni pudores una desafiante especie del "nosotros lavamos más blanco".

Mientras, el desparpajo, demagogia y populismo de una formación sin fondo -o peor, con un fondo ideológico perverso, peligroso y oculto, pero debidamente disfrazado- como el de Podemos, crece y arrebata apoyos entre quienes sólo pretenden soluciones en lugar de explicaciones, aunque intuyan, incluso, que esas soluciones son inalcanzables.

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