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Cabalgata de Reyes

Una cita que en Gjión inició don Avelino unida a la Gota de Leche, la rifa y el desvelo por la infancia

Hoy, "cabalgata". Paseo ritual del mito de Sus Magas Majestades que llegan, y desfilan por calles y plazas henchidas de ilusiones infantiles.

Comenzó a las 20 del 5, de 1927, de la mano de la "Pro-Infancia" del feliz don Avelino: Gota de Leche, rifa y cabalgata. Todo para la Infancia.

Del "Palacio de la Feria", entre cohetes, tomaron Uría dirección centro, reyes a caballo, esclavos con arcones y pebeteros, esclavas arrebujadas en tules, bandas y timbales; y marcó el paso de la Legión romana, "el tambor de Abadía". Abarrotadas Begoña, Seis de Agosto, Corrida; a las puertas de los palacetes de Pepín Rodríguez y Figaredo, los porteros de las casas, ofrecieron a las majestades champagne de París y turrones de Verdú en elegantes bandejas de plata.

Gritos del mocerío; entusiasmos paternos; las madres, espantando con mimos el miedo de los pequeños; y las esclavas, clamando de frío. Don Avelino apuró la copa y siguió a tomar San Antonio, San Bernardo, San Menéndez Valdés, San Miguel y por Santo Uría, a recogerse al no menos santo palacio de salida.

En 1938, organizaron la cabalgata, como mito "nacional" "Flechas y Pelayos"; los reyes cabalgaron sobre hermosos alazanes; los "flechas y pelayos, trompetas y tambores" -alguno con padre en el Coto-, entonaron ferviente "Cara al Sol", brazo arriba, ante la Jefatura Local, y tras pasar por Cimavilla, el "Himno Nacional" ¿con qué letra?, en la plaza Mayor. En el cruce de Covadonga con Begoña, falleció en desgraciado accidente, el flecha José Luis Sánchez Villar.

Sin don Avelino, sin flechas ni pelayos, con viento y alguna gota, revivirá hoy Gijón su mito, entre nervios, clamor de peticiones, lágrimas, terrores, caramelos y confeti.

Melchor, en camello, resultará bíblico. Gaspar, elegante. Baltasar, auténtico.

Ilusión. Tradición. Comercio.

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