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Nuevo y sorprendente Congreso de los Diputados

Las distintas alternativas de gobierno que se plantean tras el fragmentado Parlamento resultante de las elecciones de diciembre

A raíz de lo acontecido en la sesión inicial de la legislatura del Congreso de Diputados, más propio de un guion de Berlanga que de un Parlamento, proceden ciertas reflexiones:

En primer lugar, el nombramiento de Patxi López como Presidente del Congreso d puede representar el inicio del cambio tan esperado por la inmensa mayoría de españoles para recuperar la confianza en sus políticos. A mi criterio, su designación favorecerá un clima de diálogo y consenso en la Cámara; hecho que será prioritario en esta Legislatura, tras los cuatro años de mayoría absoluta y prepotencia del Partido Popular. En este sentido, era evidente la cara de circunstancias en varios diputados del PP ante el "tsunami populista" que ha llegado al hemiciclo: me recordaba cierta película de la revolución bolchevique rusa, donde los zaristas nostálgicos observaban la ocupación de sus palacios con una total resignación.

Sin embargo, a estos nostálgicos que han perdido 60 diputados en su actual bancada parlamentaria les recuerdo que ello ha sido fruto de una deficiente gestión en políticas sociales durante su gobierno; causante de un movimiento asambleario nacional tras el 15-M que ha alcanzado el Parlamento para dar un revulsivo a la vida política.

Rajoy ha declinado conformar Gobierno y puede que ese honor recaiga en el PSOE (quien ha perdido tres veces menos diputados que el Partido Popular) para liderar una coalición de izquierdas lo más sólida posible, que rescate a España de su crítica situación actual. Así, aunque ningún partido debe gobernar a cualquier precio, Pedro Sánchez parece tener mejor opción de dialogo con los demás partidos que el PP (aunque ciertos barones del PSOE se opongan a tratar con los secesionistas catalanes).

Más aún, deberían evitarse otras elecciones generales porque no cambiarían el marco político del país y porque, según un estudio de Metroscopia, un 61% de españoles desean que los políticos pacten ahora para poder formar gobierno.

A los debutantes diputados podemistas, apóstoles de la lucha contra la corrupción y los recortes sociales, les pediría que se mantengan íntegros para impulsar su prometida regeneración democrática y no caigan en las prácticas de los políticos que critican. Sin embargo, a tal fin es recomendable que actúen apropiadamente en el Congreso. Que eviten acudir "poco curiosos" (en camiseta, mangas de camisa o con largas coletas y rastas); no lleguen acompañados de bandas de música o escuadrones de bicicletas; y, menos aún, acudan al hemiciclo con un bebé lactante para conjugar, cara a la galería, el digno cometido maternal con su responsabilidad política, dado que el Congreso dispone de guardería para su personal. En teoría, se trata de gestos coherentes con las ideologías de izquierda pero que implican una falta de respeto a sus votantes; algo que resultaría impensable en cualquier otro Parlamento europeo. En este sentido, recuerdo que en tiempos de José Bono hubo un ministro que fue amonestado por acudir al hemiciclo sin corbata.

A Pablo Iglesias le diría que ser de izquierdas es compatible con los buenos modales. Por tanto, no le acepto que diga "acudir al Congreso como la gente normal" ya que una persona normal procuraría hacerlo con aspecto más presentable y formal.

Respecto a los "Ciudadanos" de Albert Rivera, me pareció que acudían al Congreso como los "empollones de la clase" que, en teoría, saben de todo pero que, en la práctica, todavía deben demostrarlo porque su experiencia de gestión es limitada. Aun así, es innegable que poseen vocación de pacto y capacidad de diálogo; lo cual podría darles un papel como partido bisagra de la oposición hasta conseguir lo que, a mi juicio, es su objetivo final: fagocitar y engullir al PP en las próximas elecciones.

Por último, procede mención especial a los díscolos secesionistas catalanes de Esquerra Republicana que, de entrada, estaban de pie en la planta del hemiciclo por no encontrar su sillón. A mi entender, resulta una enorme incoherencia pregonar a los cuatro vientos "¡Nos vamos de España!" pero, a la vez, acudir al Congreso de Diputados para intentar seguir negociando ? ¿su marcha? ¿o condicionar su permanencia?.

En este sentido, ¿caerá en saco roto la iniciativa del PSOE de facilitar a "Democracia i Llibertat" y Esquerra Republicana la formación de su grupo en el Senado o las recientes conversaciones telefónicas entre los dirigentes del PSOE y Podemos con el President de la Generalitat, Carles Puigdemont?

En estos contactos iniciales, Sánchez e Iglesias tendieron puentes de entendimiento con Puigdemont para reanudar el diálogo institucional a nivel estatal, algo que el President parece haber aceptado como primer paso para reducir la actual tensión y frialdad existente entre la Generalitat y los dirigentes de partidos estatales.

Dicho lo cual, cabe la esperanza de que Puigdemont siga moderando su discurso y que surjan grietas entre los secesionistas moderados y más radicales cuando deban afrontar un colapso de la economía catalana (20% del PIB español) y tengan que renunciar a la independencia para buscar una solución alternativa en el Parlamento, junto las demás fuerzas políticas del hemiciclo. Sin duda, sería lo más sensato y, creo, lo deseado por la mayoría de los españoles.

En definitiva, temo que el recién estrenado Presidente del Congreso de los Diputados tendrá mucho trabajo para conseguir los objetivos de esta legislatura y evitar que dicha cámara de representación democrática y popular se convierta en un foro ineficaz. Siempre que no haya que volver a las urnas...

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