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Tormenta de ideas

Vamos a contar mentiras

Entre los que se aferran al sillón y los que prometen imposibles

Ay, Pedro, que me tienes loca, pero loca. Veamos, guapo, para qué nos vamos a engañar, eres un rato, pero de verdad y sin que te parezca mal, te va a crecer la nariz por mentiroso y quedarás menos mono? Aunque he de reconocer que por otra parte los tienes como el caballo de Espartero. Los barones te tienen enfilado, y no digamos la reina, la de Andalucía, que me da que es lista como ella sola y te tiene en su punto de mira, y además, oye, que quiere venirse para Madrid, que lo dijo un camarero que se lo había chivado, que lo vi yo en la tele.

Porque tienes un topo, Pedro, y un topo que graba todo todo, que yo que tú, confiscaba los móviles antes de la próxima ejecutiva, porque hay que ver lo que oímos.

Que no, que no lo ven, y tú erre que erre, empeñado en aliarte con quien sabes que no puedes, entre otras cosas porque ellos tienen líneas rojas que tú te saltarías si hablas con el facha de Rivera. Y no te digo nada, Pedro, si te pones a hablar con el PP, que para mí que tienen cuernos y rabo, porque tú puedes dialogar con los que rompen España, los que van en avión presidencial a honrar a Maduro con integrantes de Eta, pero el PP, anatema anatema.

Mira, yo, como muchos otros, sé que lo de que vas a reformar la Constitución es una mentira de las gordas, porque resulta que tú, como todos sabemos, sin el voto del PP no puedes hacer nada de nada, por lo tanto resulta que estás engañándonos, tú y Pablete, diciéndonos que vais a hacerlo porque va a ser que no, que sin el PP no se puede. Mira, me encanta que digáis que lo importante es España y no los sillones. Y me gustó mucho más la pregunta de una periodista que te preguntó "¿y usted dejaría su candidatura para otro?". Y oye, te quedaste de piedra, saliste por los cerros de Úbeda, porque sabemos que estáis pegados con Loctite, tanto tú como el otro, que se empeña en decir que ganó las elecciones, cuando a lo mejor no es consciente de que lo que pasó es que le castigaron precisamente a él, por actuar como ha actuado, y él, Rajoy, no es el partido, y está empecinado en seguir, caiga quien caiga.

No lo entiendo, pero ellos sí, se sienten más que legitimados porque aquí cada uno ve lo que quiere ver. Muchos españoles pensamos que quizás lo más adecuado sería que los dos tuvieran la generosidad de ceder el sitio, porque ambos ostentan la dirección de unos partidos divididos entre los que están a favor del líder actual y los que están en contra. Y para qué les voy a decir de Pablete. Él ya se ve de vicepresidente, escogió los ministerios y sigue prometiendo cosas que sabe de sobra que no puede cumplir. Otra vez la reforma, y que no, que no podéis hacerlo sin votos peperos. Que todos queremos que se haga, pero que no nos tomen el pelo, porque ya está bien de mentiras, gordas, pero que muy gordas?

Llegados a este punto, no sé si reír o llorar, pero por otra parte, y dado que tengo unas cuantas leyendas urbanas fuera del país, igual me da la ventolera y me hago suiza o alemana. Porque esta canción de vamos a contar mentiras tralará, me coge pelín mayor. Hala.

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