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Respuestas entre bambalinas

Veinticinco años de la Feria Europea de Teatro para Niños y Niñas

Tras la caída del Muro, Berlín fue escenario de un choque de culturas entre quienes un día habían sido iguales pero una frontera repentina les obligó a crecer por separado. Alemania Oriental, por ejemplo, llevaba tres décadas desarrollando las artes escénicas en las escuelas como herramienta de transmisión de los valores socialistas, mientras que su melliza occidental no se preocupaba en exceso de los intangibles en torno a la relación entre el teatro y los niños salvo, claro está, en el aspecto puramente comercial.

Lustros después del retorno a la convivencia, el país cuenta con una red de equipamientos teatrales para la infancia y juventud, así como varios festivales especializados; el Augenblick mal! es uno de ellos y en él se abrirá este año el foro "Ser distintos en Europa" para, partiendo de su propia experiencia de reencuentro, tratar de entender la diversidad de diversidades que se nos viene encima por muchas puertas que algunos le quieran poner al campo.

Así lo explicaba en Gijón Gerd Taube, director del festival germano, en el encuentro internacional de expertos celebrado en el marco de la Feria Europea de Teatro para Niños y Niñas, Feten, al tiempo que la coreana Sookhee Kim, presidenta de la Asociación de Teatro para la Infancia y la Juventud, Assitej Korea, relataba otra experiencia de inclusión a través del teatro infantil, en este caso orientada a comprender las enfermedades minoritarias; cada año, explicaba, a través de talleres escénicos, los niños indagan acerca de las características de una de estas dolencias así como la vida diaria de quienes las padecen. El objetivo es comprender, el mejor comienzo para casi todo.

Son dos de los ejemplos que ilustran el argumento repetido del encuentro y, en general, el poso que deja cualquier experiencia escénica: el teatro no sólo es esparcimiento, también ayuda a entender el mundo y a entendernos entre nosotros. Otra cosa es que para cuando las sociedades autodenominadas modernas fueron conscientes de ello, las artes escénicas se había quedado al margen de los centros educativos, donde, como ustedes saben, solamente las enseñanzas serias tienen cabida, a excepción hecha del territorio acotado a las escuelas de Arte Dramático; allí, idealistas grunge style andan en permanente explosión de emociones como parte de su currículo actualizado al Plan Bolonia.

En este punto, oriente y occidente han fallado con diferente estrépito pero parecidas consecuencias, de manera que países de referencia como los nórdicos han de autoimponerse objetivos aparentemente tan poco ambiciosos como que cada niño vea al menos una vez al año una representación teatral en vivo. Lo contaba el danés Peter Manscher, coordinador del macroevento escénico itinerante Aprilfestival, al tiempo que reconocía que ni un planteamiento tan modesto se llega a cumplir en el país considerado más feliz del mundo.

En España, no todas las ciudades tienen la suerte de contar cada año con una feria como Feten que también es festival y permite a escolares ver teatro en un teatro desde una butaca de teatro. El efecto que esto tiene sobre los críos es digno de ser visto; es, en sí mismo, un espectáculo. Aun así, queda mucho camino por andar. Por ejemplo, el extraño "abandono escénico" en el que se quedan estos mismos niños y niñas cuando dejan de serlo, entran en la incómoda adolescencia y no hay compañía teatral ni feria ni subvención que parezca atreverse con el lenguaje, las maneras e inquietudes de esa edad retadora, entre los 13 y los 17. Más que estar disconformes con el mundo, parece que es el mundo el que está disconforme con ellos y les da la patada al infierno adulto sin más contemplaciones. Ése será el siguiente reto.

Mientras todo esto ha ido ocurriendo, Feten ha cumplido 25 años y, si los observan resumidos en la infografía expuesta en la muestra conmemorativa abierta en el Centro de Cultura Antiguo Instituto, comprobarán que la feria nació al tiempo que estallaba la Guerra del Golfo y llega al cuarto de siglo con la de Siria y los atentados de París.

Hay quien se ha preguntado por qué los autores del mural han escogido acontecimientos bélicos -entre otros hitos- para acotar los devenires de una feria teatral. Con esa misma lógica, sucede que tras hechos luctuosos se suspenden las actividades teatrales al entenderse que no estamos para esparcimientos y farándulas. De nada sirven las quejas de los propios teatreros: "pero si somos nosotros los que ayudamos a comprender lo que nos sucede".

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