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La histórica capilla evangélica de Prendes Pando

Pasado, presente y futuro del lugar donde se reúnen desde 1925 los protestantes gijoneses

Recientemente se publicó en este periódico un interesante reportaje sobre las diferentes religiones en Gijón y nos llamó la atención la diversidad de pequeñas comunidades existentes. Algunas responden a la demanda étnica o nacional de inmigrantes ya establecidos o de paso por nuestra ciudad; tal es el caso de los ortodoxos rumanos, el centro musulmán del Llano, o algunas pequeñas iglesias de tipo carismático originarias de Latinoamérica. Las demás iglesias o comunidades no católicas llevan ya algún tiempo en la ciudad; en algunos casos con notable arraigo histórico como es el caso de la Capilla Evangélica de la Calle Prendes Pando que lleva abierta desde el año 1925 -aunque como iglesia ya venían reuniéndose desde el año 1878- y que casi todo el mundo conocía hasta no hace mucho y con cierto toque de familiaridad local, como la "capilla protestante". Esta iglesia evangélica todavía fue testigo de las épocas de fuerte intransigencia e intolerancia contra lo que se entendía eran religiones no sólo anticatólicas, sino también antiespañolas. Si en otros países europeos disfrutaban ya de su libertad religiosa fruto del agotamiento de siglos de conflicto y guerras de religión que dieron lugar a la Paz de Westfalia, a la Ilustración y la Revolución Francesa; en nuestro país todavía se vivía una permanente cruzada contra las ideas liberales (curiosamente mucha izquierda sigue en ello) y el aplastante retorno de un nacional-catolicismo que hizo prolongar aún más el espíritu del Concilio de Trento.

La capilla evangélica de Prendes Pando sobrevivió a la persistente represión institucional y política que impedía todavía en pleno siglo XX la libre expresión religiosa, los actos civiles no católicos, tales como el reconocimiento legal de los matrimonios, los entierros a escondidas o vigilados por la Guardia Civil, los cultos al aire en los prados de La Coría por cierre oficial de la capilla. Añadamos a eso el estigma de ser protestante en un país donde tal palabra daba lugar (y sigue dando lugar) a multitud de equívocos, la mayoría asociados a la pertenencia de sectas raras con misteriosas conexiones con el extranjero o la masonería y cosas por el estilo. Recuerdo que todavía en los años 90 del siglo pasado una persona del barrio donde vivía me recordaba "la capilla de esa gente que no cree en Dios ni en la Virgen" en una conversación; y, el muy común dicho de "si no creo en la religión verdadera, menos voy a creer en la vuestra." Las influyentes izquierdas locales en lugar de intentar valorar al protestantismo español en sus positivas aportaciones como refuerzo de una sociedad civil de separación de Iglesia y Estado o las formas de gobierno colegiado presbiteriano o de democracia congregacionalista local y descentralizada; sin embargo mostraron siempre una injustificada ignorancia o prejuicio respecto al cristianismo reformado. Curiosamente la Iglesia Evangélica de Prendes Pando había cedido su capilla como hospital de sangre durante la Revolución del 34; y durante la Guerra Civil, Gijón contó con la ayuda de los servicios auxiliares de la Sociedad de los Amigos (Cuáqueros) quienes también utilizaron la Capilla como local-hospital.

El protestantismo de la Capilla Evangélica tuvo una vinculación con la Iglesia Evangélica Española en sus primeros años, aunque más tarde pasó a pertenecer a las Asambleas de los Hermanos de Plymouth, un movimiento evangélico con cierto éxito misionero en algunas zonas de España a finales del siglo XIX. Los Hermanos, como se les conoce dentro del protestantismo y como ellos mismos prefieren llamarse, forman iglesias fuertemente descentralizadas y con gran interés en conservar la mayor aproximación posible al espíritu del Nuevo Testamento como norma de vida y forma de gobernarse. El movimiento había surgido dentro de la Iglesia Anglicana en el Dublín de los años 20 del siglo XIX constituyéndose luego como redes de iglesias independientes no-conformistas de tendencia calvinista en su doctrina de salvación, aunque más tarde y, debido a ese mismo espíritu de independencia local, se teología se fue diversificando e incluso influyendo en el potente evangelismo moderno americano. En teoría cada iglesia local es libre de adoptar las modalidades doctrinales o normas de culto que crean conveniente, por ello se puede encontrar uno con iglesias locales muy conservadoras, pero también de espíritu más liberal y bastante flexible en otros casos.

La Capilla Evangélica o Asamblea de Hermanos de Gijón como toda congregación protestante española le toca ahora situarse en relación, no sólo con las nuevas corrientes teológicas o variedades del protestantismo interconfesionales o interdenominacionales, sino también con respecto a la ciudad donde actúan y dan testimonio como cristianos. Si bien los complejos de minoría religiosa hace tiempo que ya no tienen razón de ser, aun serían pertinentes algunas preguntas que podrían ayudar a despejar la identidad protestante local de la Capilla. ¿Hasta dónde se puede estirar el concepto de libre interpretación bíblica sin miedo al diálogo abierto y sin caer en el puro subjetivismo? ¿Hasta dónde es posible definirse dentro de un corpus común de confesión de fe dentro del protestantismo; o, de lo contrario, conviene más diferenciarse de la misma palabra protestantismo y funcionar como puros creyentes cristianos bíblicos al margen de ninguna tradición o historia? ¿Cómo relacionarse con una sociedad mayoritariamente indiferente a la religión y más indiferente todavía o con fuertes equívocos a la hora de entender el protestantismo? ¿Cómo tener una voz propia sin complejos y sin tener que dar siempre explicaciones respecto a una sociedad que, o bien les ignora, o bien los encasilla con suma facilidad como secta, o como exotismo sociológico o como cosa indefinida dentro del fenómeno religioso tan variopinto hoy día? ¿No es hora ya de moverse como ciudadanos de pleno derecho y en cualquier situación o función social afirmando valores y opciones espirituales sin tener que recordar o recordarse siempre las represiones o prejuicios del pasado como minoría marginal? ¿No es también el momento de dar a conocer a la sociedad la importancia de comprender la experiencia cristiana como apertura de pensamiento, de responsabilidad ética, de placer estético en la práctica moral; de afirmación de ese "milagro" que a fin de cuentas viene a ser la fe una vez agotadas todas las vías racionales y demostrables y sin caer en un subjetivismo ramplón de tipo carismático o fundamentalista?

La Capilla Evangélica de Gijón de Prendes Pando tiene ya demasiada historia local y experiencia cristiana para que los gijoneses la sigan considerando como su familiar capilla protestante de toda la vida. De hecho sigue muy viva.

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