Faltan por venir días grandes que colmarán de felicidad bien pintada a los vecinos del patio triste de esta vecindad que con tanto desacierto y desparpajo esperan el mago y las temibles hormigas blancas, reformistas y transversales.
Llegarán días en los que alguien, sea la propiedad registral, sea el Cabildo municipal, sea la Divina Providencia o la de Santa Catalina, entre cuyos cabos están, decida, ¡por fin! arreglar a fondo las casas números 2, 14 y 16 de la calle Ezcurdia, ¡auténticas ruinas y vergüenza de la fachada playera de esta desnortada y averiada villa que tantos millones lleva gastados en mejorar sus incontables fachadas (inmuebles, instituciones, personas)...; y día llegará en el que antes que arruinar a vecinos con arreglo de barrios "degradados", medirán las hormigas las consecuencias de sus acciones?, sin necesidad que la desesperación de los de abajo haga caerse la cara de vergüenza a los "avezados políticos improvisadores". Verdaderas pacotillas?
A Ezcurdia, don Vicente, nacido en Méjico y secretario municipal durante años y años, casado con una hermana del poderosísimo Faustino Rodríguez San Pedro, (de ahí su larga estancia en el cargo), se llega, saliendo del Viejo Instituto y siguiendo la calle de Jovellanos, después de "sufrir" el deslumbrante espectáculo del edificio "arruinado y salido" do estuvo y sigue el anuncio, de la heladería de "los dos hermanos"?, pegante por la calle de don Jacobo, con otra ruina santamente urbana?, donde se alojó el veterano "chigre" de Cortina.
Vese, y es de sentir, que la señora cirujana-alcaldesa ayer muy próxima a este lugar, -sobre "Novedades Eloina"-, pero lejana desde que mora en el rico Somió y solo circula por la zona en coche, por lo que a falta de "ver ruinas" no ha sentido la necesidad de asumir entre sus competencias cada minuto más variopintas, -desde las obras fallidas del Arrieta a las suspendidas del Jovellanos-, las de supervisión y control de las ruinas de la vieja Gigia: Ezcurdia, Jovellanos, don Jacobo, los Moros, -antigua Pí y Margal-, etcétera; salvo que últimamente, quizá por los quejas de los amigos de su mágico sostén, se ha ocupado "de la ruina de la vieja Casa Sindical", cuya titularidad pende de una de las muchas "Cuerdas Flojas" que duermen en las salas de espera de nuestro más Alto Tribunal..., por eso es más fácil meterse con esta ruina que con la ropa tendida en el salón que fue de sus actos?
Y sin padre, madre, sindicato, ni perrito que les ladre, ahí están los inmuebles en ruinas, unos frente a San Lorenzo, otros en el centro de la villa, para asombro de visitantes de tierra adentro y de los ricos "cruceristas" que nos visitan por horas. Dijo Josep Nepomuceno Sinnariz, que nunca tuvo que ponerse pinzas para votar, "junto al mar encuentras a los de Villa con el culo al aire... y a la UGT, como la España reina de sí misma, heredada por su legítimo heredero"? Dentro de nada, a falta de heredero, tendremos herederas que casarán? Si con dos que no heredaban y casaron a su antojo ya se armó la que se armó?; con dos que pueden heredar vaya a saber las bodas de Lorca que se armen en los días grandes por venir?
Llegarán días en que los divertidos señores de Divertia, ¡que el Salvador, nos salve!, logren enterrar entre risas, divertidas pintadas en árboles centenarios (¡y luego hay inocentes que se quejan de las asquerosas pintadas y "encartelamientos" que vuelven a ensuciar todo Gijón!), y gastos sin cuartel, lo que fue un ilustrado intento de dotar a Gijón de una cultura básica a base de un botánico y una programación escogida en el Jovellanos, -música, teatro y baile-, con una orquesta local, que tuvo calidad, Director y coro, que un concejal absurdo ahogó entre odios miserables y muñeiras multiolientes-; realidad sonora que hoy intenta revivir a base de "conservatorios", pero sin terapia oficial, ni conocer el historial, una Doctora especialista en tratamientos intensivos de supervivencias canoras imposibles?
Llegarán días, a no tardar, en que los pobres y ancianos de la villa, y dependientes en general, se rebelen, asistidos por el incombustible Laruelo -después de fotografiarse, con Illán y sin Illán, en los estudios de Parsán, vestidos ellos de marineros naufragados y ellas de novias de la caridad, sin dote-, contra la concejala illana y su alcaldesa, culpables de su actual profunda dejadez y pobreza; la distinguida hormiga/concejala, en vez de sostener dentro de las posibilidades presupuestarias, a los que todo les falta, y emplear en ayudas cuantos medios dispone, ahorra de lo presupuestado, merced a las hambres y desasistencias de los necesitados y dependientes,? hasta casi cinco millones de euros, ¡mil millones de viejas pesetas!? ¡No ocurría tal ni en los tiempos en que el Consistorio sin alma, "podemos" ni "ciudadanos", pues todos eran súbditos, repartía entre los "pobres con patente" un "riche" de Zarracina y una peseta de limosna, -en lugar de "medallitas" y "escapularios"-, por San Pedro y San Pablo, y acaso por Begoña, si el hambre apretaba en la conciencia de los ediles.
Llegarán días, en que la ciudadanía cada vez más desatendida y abandonada, y harta de ilusiones y juegos de manos, tronos, magias y muletas, -pero no de pan, y justicia-, se pregunte si los recién llegados al Cabildo, como justicieros, más que "mártires de Valdecuna" sean magos dispuestos a hacer levitar el gobierno desaforado de la "termitas" aliadas de las gaviotas "multicherines" y de "rajoyanos" colores, alianza de amargos recuerdos, termitas y gaviotas, del Gijón que hacía guardia a Franco desde los luceros con boina roja y melena al viento...
Llegarán días en que perdido todo, -población, ilusión, incluso la primera división-, los gijoneses supervivientes recobren la vieja costumbre penitencial de colgar, al paso de la procesión del Santo Entierro, balcones y ventanas del recorrido, con crespones negros y velas encendidas...
¡Que estallen como truenos sobre nuestras conciencias dormidas los sones solemnes de la Banda de doña Anomalía Moriyón acompañando el paso del Santo Entierro de Gijón!?
