La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La esquina

Una muy sana costumbre

La petición de una defensa pública de las romerías o de las fiestas de prau realizada por los organizadores de los eventos parece de lo más razonable y sensata. Una sana costumbre, la de la romería, pintada por los mejores pinceles locales y disfrutada por miles y miles de convecinos en ésta o pasadas épocas, que ha de ser defendida por los poderes públicos. La reunión familiar o amistosa alrededor de un mantel en un terreno abierto es uno de esos momentos que hay que considerar envidiables o irrepetibles. La romería soñada no es sólo la masiva, el Carmín de la Pola, por ejemplo, o la comida en la calle de Avilés, sino que puede ser aquella más reducida, pero no menos entrañable. Cuando las formas de diversión y convivencia han evolucionado hacia no se sabe qué fórmulas, la defensa de la romería de Valle, de Piñole o de otros ilustres pintores gijoneses ha de ser tarea que merezca el apoyo de unos poderes públicos responsables.

Compartir el artículo

stats