La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Paseín

Aunque el sol caía inusualmente a plomo, fui, obedeciendo a la "führer" de mi cardióloga, hasta la escalera 15 a paso ligero y regresé, cual voyeur de barandilla, contemplando con calma al personal yacente en el manto canela. A pesar del gentío, en el trayecto hasta la Escalerona tan sólo vi a media docena leyendo un libro y, eso sí, a tres cuartas partes hablando, escribiendo o maricando con el móvil. Además de eso reparé en el increscendo y preocupante sobrepeso de los adolescentes, en los escasos topless y en los numerosos tatuajes. Es evidente que el tunearse la piel está causando furor y no como en la época de servidor, que era patrimonio exclusivo de legionarios y de marineros con sotabarba. En fin, allá cada cual y su circunstancia.

P.D.: De las duchas de la Escalerona, de la bandera azul y del saneamiento del Piles nada diré por aquello de la risa floja. Según noticias de última hora La Caixa cabalga de nuevo en los otrora Jardines del Náutico. Ta claro que en esta ciudad no tenemos arreglu.

Compartir el artículo

stats