La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Crítica / Música | Musicólogo

En la variedad está el gusto

Dúos y repertorios de toda clase dieron forma a una semifinal ecléctica

Seis formaciones llegaron a la semifinal del quinto Concurso Internacional de Música Antigua, que se celebra cada año en el marco del festival. A priori, la tarde se presentaba larga, y fueron dos horas de concierto, pero la variedad de propuestas consiguieron configurar un programa atractivo y ágil con obras de diferentes periodos y gran variedad en la combinación instrumental. Este es el año de los dúos en el festival y el emparejamiento de los concursantes fue original y, en general, de calidad. No tuvo que ser fácil para el jurado valorar esta diversidad de propuestas, pero al final se decantaron por dos: "La Guirlande" y el dúo formado por Mario Braña y Elisa Pidre, seleccionados como finalistas.

La tarde comenzó con "L´Entretien des Clavecins", un dúo de claves que optó por interpretar varios movimientos de conciertos del español Antonio Soler. Con un lenguaje galante, propio del preclasicismo, los intérpretes dieron vida a temas bien definidos y desarrollados a base de diálogos, variaciones y reexposiciones temáticas. Mostraron buena compenetración, sobre todo en los minuetos, aunque hubo imprecisiones en varios pasajes, sobre todo en los adornos, y la actuación acabó resultando algo monótona. El dúo formado por Mario Braña (violín) y Elsa Pidre (violonchelo) deslumbró con una luminosa interpretación de una obra de Giovanni Battista Cirri: sonoridad expresiva y compensada entre ambos instrumentos, llena de colores y matices dinámicos con la que los intérpretes demostraron su destreza técnica y el conocimiento del lenguaje tardobarroco.

El dúo de traversos formado por las polacas Dominika Staszkiewicz y Monika Czyzewska sacó partido con destreza técnica a la sonoridad ronca de la flauta barroca; buena compenetración, magnífica ejecución, pero demasiado fría y limitada en cuanto a exhibición de recursos por una elección de obras que resultó monótona. Llegó entonces la voz, con la soprano Gemma Román acompañada con tiorba y guitarra por Teresa Merino; digo acompañada, porque los papeles no estaban equilibrados como correspondería a un dúo. El repertorio era inmejorable: Barbara Strozzi, Merula, Caccini, obras con oportunidades para lucir técnica y carga expresiva, pero a las puntuales imprecisiones en el acompañamiento se unió una interpretación vocal lírica con parámetros decimonónicos muy acusados; faltaba la retórica, el afecto y la carga dramática preceptiva para historias como las que narra el "Amarilli" de Caccini.

"La guilarnde" apostó por un enfoque con rigor histórico en la interpretación, y acertó. Este dúo de traverso y clave confió su suerte a la "Sonata para flauta y clave obligado en Re m" de C.P.E. Bach y convenció al jurado con un perpetummobile riguroso en los allegros y la disolución de compás en el adagio. Sonó correcto, bien compenetrado y con la fluidez que exige la obra. La sorpresa llegó con "Oniria", un dúo de sacabuches con una trayectoria consolidada que alteró el paisaje sonoro del Antiguo Instituto; el viento metal barroco impregnó la atmósfera del patio con obras españolas e italianas en las que Carmelo Sosa y Daniel Anarte demostraron un buen dominio técnico.

Así acababa la semifinal, con nervios entre los participantes esperando el fallo y satisfacción entre el numeroso público, que se manifestó depositando su voto en una urna a la salida. Hubo un buen nivel y propuestas arriesgadas y fuera de lo convencional, algo que siempre es de agradecer para mantener este repertorio vivo.

Compartir el artículo

stats