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Portavoz de Xixón Sí Puede

El Musel, cada uno en su sitio

De sobrecostes, descontrol y cínicos cuentos de la lechera

Sobrecostes, irregularidades, fraude, falta de control, endeudamiento, opacidad, Masaveu, obra injustificada, grandonismo... Sustantivos, adjetivos y nombres propios que frecuentemente van asociados a toda información relacionada con la ampliación de El Musel. Son años de investigaciones que alertan del saqueo a las arcas públicas que supuso esta mastodóntica obra. Obras que, ya en su momento, fueron cuestionadas desde el movimiento ecologista, el vecinal y organizaciones políticas que avisaron con tiempo de lo superfluo de encementar mar adentro, cuando no había previsiones de un aumento de los tráficos portuarios.

Pero las administraciones prefirieron hacer oídos sordos y contar el cuento de la lechera: que si la regasificadora, que si los cruceros, que si... Xixón se iba a convertir, de la noche a la mañana, en una próspera villa comercial e industrial de la mano de quienes desindustrializaron Asturies entre inauguraciones de museos de cartón piedra para disfrute del turismo e incluso de las leyendas urbanas, tal como con escasa sensibilidad denominó Areces a la emigración juvenil, que podrían en vacaciones hacer una visita a esa vitrina de naturalezas muertas en las que pretendieron encerrar el paraíso natural.

Ahora las alertas saltan desde las altas instancias, tras ser pulsadas por la sociedad civil. Primero fue la Oficina Europea Antifraude (OLAF) que, por una vez, puso a Asturies en los primeros puestos del ranking europeo: la ampliación de El Musel representaba en 2014 la cuarta parte del fraude comunitario. Un fraude aderezado de precios hinchados, información falsa, fallos en los sistemas de control y gestión, falta de transparencia...

El Observatoriu Ciudadanu Anticorrupción (OCAN) mantiene la vigilancia sobre el caso en la Audiencia Nacional y el Tribunal de Cuentas (TC) confirma lo que mucha gente en la calle ya sabía: que la ampliación del puerto no se basaba en previsiones realistas y que hubo una evidente falta de control en la gestión de las obras que llevaron a la situación actual de endeudamiento.

Pero, aún hay más: también sabían en la Asociación Vecinal del Alto Aboño, personados en el caso en la Audiencia Nacional, que las fincas expropiadas en el Alto Aboño no pasarían a formar parte de las instalaciones portuarias. Y el TC les da la razón, al calificar las expropiaciones de "totalmente inútiles".

Tampoco se quisieron escuchar a las voces que desde el movimiento ecologista advirtieron de los daños para el fondo marino de la ampliación. Casualmente, hoy tenemos el emisario de Aboño con importantes deterioros, sin que nadie se pregunte cómo ha sido.

El grandonismo de quien hoy se refugia cómodamente en el Senado deja al puerto de Xixón hipotecado. A la vez, quienes se sentaron en el consejo de administración de la Autoridad Portuaria firmaron, aparentemente con los ojos cerrados y la mano extendida para cobrar las dietas, este escandaloso fiasco para Asturies. Y nadie abre la boca. Vuelven a presentarse a las elecciones y buscan a subalternos para adjudicarles las culpas. Se escudan en el "y tú más" y dan una clara lección de cobardía y cinismo político. Esperan que el paso del tiempo borre las huellas de la mala praxis, mientras hacen de la política un oficio de alpinistas, siempre aspirando llegar más alto para asegurarse la impunidad.

Sin embargo, ni el tiempo, ni los bancos, difuminan las deudas: ésas hay que pagarlas y para eso está la ciudadanía. A quien no se le dan explicaciones y frente a quien no se asumen responsabilidades. Ya que parte de la clase política se empeña en no hacer su trabajo desde el respeto a quien se debe, la ciudadanía, esperamos que la Justicia ponga a cada quien en su sitio. Y que quienes fueron cómplices del desfalco sean capaces de dar la cara y, al menos, asuman sus errores. Pasar página como si nada hubiera pasado es hacerse trampas al solitario. Y a la luz pública. Incomprensible.

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