La del sábado en Gijón puede ser considerada sin ninguna duda como una Noche de Reyes anticipada. Un gentío inundó todas las calles del centro, animado por los atractivos navideños. Desde la pista de hielo situada en el solar del plan de vías hasta el Papá Noel gigante de la plazuela de San Miguel, hay detalles con capacidad de atracción popular. En estos tiempos, una fotografía o cien de los niños delante de la gigantesca figura sale muy barata. La ciudad, pues, mostró sus encantos y sus poderes en un anuncio de que van a llegar unas Navidades muy animadas en las que se plasme la tan cacareada recuperación comercial. La ciudadanía piensa con razón que ya estuvo bien de apreturas de cinturón y de mensajes que anunciaban el apocalipsis social. La ciudad, como buena ciudad caracol, se echa a la calle con el buen tiempo y se convierte en el escenario donde se siente la felicidad o donde se esconden las penas. De todo.
