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Otra maldita tarde de domingo

Torrecilla

La comprension de por qué un hombre decide aislarse del mundo

Conocí a un hombre que no tenía historia. Dirigía una tertulia en La Felguera, una excusa para juntarnos cada quince días. Fue pediatra, pero odiaba los niños. Vestía elegantemente pasado de moda. Era educado y siempre estuvo enfermo. Nunca hizo un comentario político, ni religioso, ni sobre el amor: era como si pasara de puntillas a nuestro lado. Cada quince días nos mandaba un libro para la próxima reunión -aunque él no comprara ninguno- y tenía miles de fichas en su casa con el año de edición, los personajes y la sinopsis de todo lo que iba leyendo. Aseguraba no haber escrito nada, pero cuando le encontraron en su casa, caído desde la medianoche, tenía un buen número de papeles sobre la mesa. Tras el entierro buscaron decididamente en sus cajones: nos había engañado a todos, había escrito durante toda su vida.

Cuando pienso en figuras como ésta me pregunto cuál es nuestra tabla de salvación, qué hacemos para evadirnos de lo que nos rodea. Aquel hombre había pasado por una guerra civil, varios traslados y demasiadas muertes como para abrir la boca en público. Sin ser consciente estaba mandando un mensaje al mundo, para que le diéramos la espalda de nuevo. Porque alguien nos exigirá retomar nuestras vidas cuando acabe la fiesta, acudir al trabajo (quien lo tenga), pagar la hipoteca (quien la quiera) y apurar el vaso. Y es el día que no entiendo las exigencias de estar correctamente informado sobre cómo nos engañan. La sobreinformación ha parido, desde siempre, dos tipos de votantes: quien, abrumado por lo que le rodea, da la espalda a todo; quien, indignado por lo que oye, grita a quien no le escucha. Estamos, en definitiva, solos y sin dueño.

Hace pocos meses han empezado a publicar los textos de nuestro hombre. No los leerá nadie, pero al menos quedará constancia de ello, dice su editor. Mejor, creo yo, sería que alguien le hiciera un relato, algo que nos haga ver quiénes somos. Porque en la ficción es donde somos realmente libres. Comprender por qué un hombre decide aislarse de este mundo. Estudiar las claves del engaño. Votar en blanco, para cambiar de rumbo.

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