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Doctor en Biología y profesor titular de Botánica de la Universidad de Oviedo

Álvaro Bueno y Bertolt Brecht

La necesidad de que el Jardín Botánico Atlántico siga contando con un investigador imprescindible

Desde hace una temporada circulan noticias sobre tensiones que se están produciendo en las relaciones entre el Ayuntamiento de Gijón y la Universidad de Oviedo en lo relativo al Jardín Botánico Atlántico (JBA).

Tales relaciones son anteriores a la inauguración del JBA. Miembros del Instituto de Recursos Naturales y Ordenación del Territorio de la Universidad de Oviedo (Indurot) formamos -junto a arquitectos, museógrafos, paisajistas, etc.- el equipo que diseñó y desarrolló sus equipamientos. El trabajo realizado fue apasionante para todos los que participamos en él y puedo asegurar que no se escatimaron esfuerzos porque creímos que estábamos ante una oportunidad "histórica". Nuestra colaboración con el Ayuntamiento de Gijón fue intensa y, creo, muy fructífera; las tensiones que surgieron, como era de esperar en el desarrollo de un proyecto de tal envergadura y que superaba en mucho las expectativas iniciales, fueron resueltas. Unos de los frutos de ese trabajo fue el Esquema Global Director del JBA en el que se sentaban las bases de lo que se pensaba debieran ser sus objetivos, equipamientos y estructura. Después, "las personas que acudimos aquel 25 de abril de 2003 a la inauguración quedamos completamente maravillados del trabajo realizado por el ayuntamiento y la planificación y concepción del recinto" (Víctor M. Vázquez, LA NUEVA ESPAÑA del 5/01/2017).

La historia de los avatares que desde entonces han sufrido las relaciones entre el Ayuntamiento de Gijón y el Equipo Científico del JBA merecería un análisis profundo. Desde luego, no me corresponde indagar sobre las fases, cambios o vicisitudes a que estuvieron sometidas, pese a que creo tener alguna opinión que podría contribuir a clarificar, al menos en parte, los asuntos que recientemente han salido a la luz pública. Es cierto que muy probablemente estarán contaminadas por el hecho de afectarme, pero también lo es que si no tuvieran nada que ver conmigo muy probablemente no hablaría de ello.

Desde finales del pasado año el Equipo Científico se ha visto obligado a abandonar las instalaciones del JBA como consecuencia de que el Ayuntamiento de Gijón y la Universidad de Oviedo no han firmado el convenio que regula la colaboración entre ambas instituciones en el Jardín. Una información del pasado 21 de enero precisaba que la posición municipal sobre el asunto atribuía el conflicto actual "a problemas 'de índole personal' con el conservador, Álvaro Bueno". Jesús Martínez Salvador -responsable de la Concejalía Delegada de Turismo, Deportes, Festejos y Juventud del Ayuntamiento de Gijón y Presidente de Divertia Gijón S.A.- declaraba que Álvaro Bueno "no tendría una relación fluida? con trabajadores municipales del Botánico", para luego apostillar que "es bueno un cambio de aires, una nueva visión, unos nuevos responsables". Sorprende el que de la ausencia de "una relación fluida" entre personas o grupos de personas se responsabilice exclusivamente a una de las partes sin que parezca haber habido una investigación sobre su realidad, causalidad y responsabilidad. Podría suceder que de la falta de fluidez en las relaciones entre las personas y equipos que trabajaban en el JBA sean responsables, en buena parte, quienes los dirigían y no atendieron a problemas que se han venido denunciando desde hace tiempo. Y ¿qué salida se ofrece a esta situación? Parece ser que algo así como que la Universidad de Oviedo escoja para el puesto de Horti Curator del JBA, no se sabe muy bien mediante qué procedimiento, una persona que se ajuste al perfil apetecido por el Ayuntamiento de Gijón. Por cierto, alguien debiera decir cómo quieren que sea y qué criterios debieran primar en su selección: así facilitaría la búsqueda de candidatos adecuados a sus deseos.

Desde el inicio de las crisis sobre el papel del Equipo Científico del JBA muchas personas e instituciones han hablado de Álvaro Bueno, de sus curricula personal y profesional y seguramente poco nuevo podré aportar yo. Conozco a Álvaro desde su época de estudiante de la licenciatura en Biología y después dirigí su Tesis Doctoral. Contratado por el Indurot, desempeñó un papel clave en la planificación y realización de la cartografía de la vegetación, que yo dirigía, en el marco de la Cartografía Temática del Principado de Asturias. Desde el principio, demostró, en estas tareas y otras muchas que se le encomendaron, ser un investigador trabajador, comprometido y eficiente. Su formación en los distintos campos de la Botánica fue completándose y lo convirtieron en la persona idónea para jugar un papel decisivo en la aventura que a finales del siglo pasado inició el Indurot, que yo dirigía entonces. Surgió la oportunidad de participar en la creación de un jardín botánico en Gijón y nos volcamos en el proyecto de lo que acabaría siendo el Jardín Botánico Atlántico de Gijón. Desde el principio Álvaro creyó en el proyecto, lo convirtió en su obsesión, sin escatimar esfuerzos, y aportó lo mejor de sus conocimientos y de su enorme capacidad creativa. Frecuentemente, los que trabajábamos a su lado no podíamos hacer otra cosa que seguirle "con la lengua afuera" en su frenética actividad. Después del año 2005, mi cambio de actividad profesional en la Universidad de Oviedo me llevó por otros derroteros sin que ello supusiera freno a nuestra prolongada y consolidada relación personal, basada en el respeto mutuo y la profunda amistad, e investigadora, en la que la colaboración ha sido continua y creo que fructífera. En la actualidad, Álvaro es miembro del Grupo de Investigación "Biodiversidad, conservación y filogeografía de plantas vasculares" de la Universidad de Oviedo, que coordino y en el que vuelca sus conocimientos, su enorme capacidad de imaginar y hacer y donde pone en evidencia, como siempre, su capacidad de colaboración en los equipos en los que se integra.

Soy testigo del reconocimiento internacional alcanzado por el JBA de Gijón por su labor en los campos de la divulgación y la conservación vegetal y de ello es prueba el gran número de personas e instituciones que han manifestado su apoyo a la labor desarrollada por el Equipo Científico en el JBA; y en todos los casos se indica el papel desempeñado en él por Álvaro Bueno, que le convierte en imprescindible. Aunque siempre se puede argüir que nadie es imprescindible, podremos acordar que hay personas más prescindibles que otras y a Álvaro Bueno se le puede aplicar una frase de Bertolt Brecht: "Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes luchan muchos años, y son muy buenos. Pero los hay que luchan toda la vida: ésos son los imprescindibles".

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