La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Presidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos

Recuperar la senda con el PGO

Hay que volver al modelo participativo para que el Plan Urbanístico deje de estar rodeado de inseguridad

El Plan General de cualquier ciudad es hoy en día el proyecto más complejo, polémico e inseguro al que se puede enfrentar una corporación municipal. En Gijón, ya tenemos un máster en anulaciones y medalla de oro en el reconocido deporte (casi olímpico) de "tumbar planes". Aún así desde hace un par de años estamos inmersos en la redacción de un nuevo PGO que de una vez por todas dote de una nueva planificación a un urbanismo local que tiene en vigor un plan de 1999 (Plan Rañada).

El Plan actualmente en proceso no ha estado exento de reveses y de obstáculos que en la actualidad mantienen en vilo hacia donde puede avanzar el ordenamiento urbanístico. Un proceso de participación que tuvo unos inicios prometedores y que buscaba el horizonte metodológico del "proceso de Bilbao" que es a día de hoy un ejemplo estatal en recursos, método y propuesta participativa para muchos/as, naufragó por una falta de ambición municipal evidente que desde la FAV denunciamos en su momento. Sumado a esto, se producen una serie de despidos y desarticulación del equipo redactor inicial que nunca ha sido explicada por los responsables del PGO. Y para culminar, el reciente culebrón que se ha vivido en las últimas semanas con la responsabilidad de Urbanismo.

En estos momentos en los que el Plan General está en una fase de incertidumbre, a petición de varios grupos municipales (Xixón sí Puede fue el primero), se pretende abrir una segunda fase de información pública. Parece evidente que con la actual situación esa segunda fase es muy necesaria, pero si queremos volver a la senda del "proceso de Bilbao" debemos plantearnos una metodología más ambiciosa ante esta segunda información pública para que el Plan salga adelante con consenso y unidad.

¿Cómo? Lo primero de todo es asumir que un Plan aúna voluntades políticas, sociales, técnicas y económicas. Por todo ello el primer enemigo de un PGO es la prisa y la improvisación. La prisa se combate con serenidad y debate sosegado, no significa esto "dormir el sueño de los justos" sino asumir que el tiempo es necesario para evitar un PGO ineficaz.

Asumiendo que la prisa es mala consejera, el segundo paso sería huir de la improvisación. Al no tener claro un modelo de ciudad reflejado en un Plan estratégico o diferentes planes sectoriales como el de Movilidad, se hace imprescindible plantear un modelo participativo que incluya al menos la identificación de los grandes debates en torno al urbanismo gijonés y la creación de mesas de análisis para concretar soluciones consensuadas sobre ellos. Esta es una propuesta que viene articulando en la actualidad el Colegio de Arquitectos y que parece muy razonable a nuestro juicio.

En tercer lugar, es inaplazable asumir la propuesta del citado Colegio que plantea la creación de proyectos urbanos de análisis más concreto como los denominados como "planes de barrio" que tendrían que diseccionar las actuaciones en entornos como la zona Arbeyal-Natahoyo, Cabueñes-Universidad, zona del Rinconín o Nuevo Roces, por poner algunos ejemplos. O el gran nudo de Mora Garay, Metrotrén y Plan de Vías.

Para llevar a buen puerto la nave del urbanismo gijonés hay que tener voluntad, poner recursos y asumir la participación como el elemento central en la posibilidad de un PGO como elemento de consenso social, político y económico para Gijón.

Compartir el artículo

stats