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Alejandro Ortea

Varadero de Fomento

Alejandro Ortea

Marcha atrás

Ni van las cosas adelante en el Consistorio ni se nos ocurre hallar consuelo rojiblanco

Han terminado las elecciones presidenciales francesas con la victoria, esperada y deseada, de un Emmanuel Macron social liberal, frente a la fascista Marine Le Pen. La actitud de algunos, como el candidato hasta la primera vuelta Jean Luc Mélenchon, que no sabían, no podían o no querían decidirse por uno o por otra es sencillamente indigna, sobre todo para alguien que se diga no ya de izquierdas, sino simplemente demócrata. Puestos a ello, si la oferta se circunscribe a una opción democrática y a otra fascista, no debe existir la duda; si a ello le añadimos que el ganador es europeístas y la ultraderechista se mostraba partidaria de algún tipo de desconexión, tendrían que despejarse las dudas, si es que alguna quedaba. Pero estos días hemos podido observar a algunos de nuestros conciudadanos que, melindrosos ellos, no sabían qué harían puestos ellos en la tesitura de un elector del país vecino y otros que comprendían la posición de Mélenchon y los suyos. El fascismo es repugnante e insulta a la condición humana, a la convivencia ciudadana. Ya hemos tenido suficientes experiencias como para decir que no sabemos.

Estas emociones galas han hecho que, salvo los tiberios que se organizan en el tránsito rodado a cuenta del adecentamiento de la avenida de la Costa, poca cosa haya que decir de lo acaecido en esta populosa villa marinera, bien que el gobierno municipal sigue esmerado en su peculiar marcha de la llevanza de las cosas públicas, es decir, punto muerto o marcha atrás. Por ejemplo, el Albergue Covadonga ha cobrado a mediados de abril de 2017, es decir uno de estos días atrás, la subvención municipal correspondiente al año 2016. Ello es una clara vergüenza e indica que, en materia de servicios sociales, la sensibilidad edilicia es clamorosamente escasa, cuando debería ser una prioridad. Cuando se maltrata así a una entidad tan ejemplar y necesaria como el Albergue Covadonga, imaginémonos cómo va todo lo demás.

Eso sí, para repartir culpas a terceros, sobre todo si se trata de otras administraciones, andan listos. Es decir, los concejales casquistas tienen bien demostrado que saben perfectamente echar la lengua a pacer, pero que en materia de obras son unos perfectos distraídos o unos inútiles sin mayores paliativos.

La situación del equipo de fútbol local es bastante ominosa. Lo más probable es que descienda de categoría y la afición está hecha ya a ello, sin que nadie crea en carambolas o milagros, salvo las declaraciones de algunos jugadores o técnicos a los que cuesta mantener el tipo con más dificultad con cada hora que pasa. Ahora, ya podemos decir que los gestores no supieron elegir bien a los técnicos que tuvieron la misión de conformar la plantilla, aunque hayan realizado una labor más que apañada a la hora no ya de contener, sino de disminuir la deuda de la sociedad deportiva. Está claro que la tarea del consejo de administración era doble: mantener la categoría y disminuir la deuda. Como sólo han realizado correctamente el cincuenta por ciento de la tarea, puede decirse que su trabajo ha sido más que defectuoso.

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