La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Rapazón

Reflexiones oportunas del talento de Mingotes

Alguna vez, en alguna entrevista o charla con motivo de un libru o de una mesa redonda, lo tengo dicho, pero nunca lo escribí y hoy voy a hacelo. Yo tengo un hermanu pequeñu, aunque ye muy grande en todos los sentidos, que se llama Miguel Mingotes. Esi rapazón que magistralmente Dioni Viña calificó como tal, es una chistera mágica que rebosa talento e ingenio.

En una de sus últimas charlas, en el Centro Cultural El Llano, fuera de guión nos comentaba cómo un amigu de su hermano mayor, el arquitecto Chenín, no era bien visto, merced a su melena a lo beatle, por su progenitor.

De aquella, vivíen cerca de la calle San José y un día Miguel, resbaló en la calle sin asfaltar (conocíales bien, pues por elles iba al campu Los Fresno desde el Colegio Inmaculada); el melenudo, tras auxiliarle, fue al taller de su padre a darle novedades sobre el accidente. A partir de entonces, el amigo de Chenín ya pasó a ser bien visto. A colación de este sucedido, Miguel nos dijo: "Mi sobrino Quique lleva pendientes y a mí, como los tatuajes, no me gustan, pero no dije nada pues acordeme de cuando mi padre entró en razón".

Mira que me tengo divertido y reflexionado también con les ocurrencies de mi querido hermano pequeño, pero esi pensamiento que nos regaló es, para mí, su obra maestra, ¡Que ya es decir!

Quiérote mucho, amigu.

Compartir el artículo

stats