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Extrabajador de Ensidesa

La "marcha de hierro", un cuarto de siglo después

Memoria de una movilización que conmovió a la región entera

Mañana, 26 de octubre, con la organización conjunta de la Federación de Industria de CC OO. de Asturias y de la Unión Comarcal del sindicato en Avilés se llevará a efecto en la localidad avilesina un acto sindical que rememorará el veinticinco aniversario de la "marcha de hierro" que recorrió a pie, a modo reivindicativo, la distancia entre Asturias y Madrid, y que tuvo lugar en el mes de octubre de 1992. Creo firmemente que los organizadores del acto se atrincheran en el buen juicio para conmemorar este merecido episodio. Mi agradecimiento por ello.

La columna asturiana de los trabajadores de Ensidesa se impuso ese sacrificio a fin de modificar el Plan de Competitividad Siderúrgico diseñado por la Comunidad Europea, hoy UE. En el fondo, tal pretensión significaba dejar el futuro de Ensidesa en la lógica del mercado libre de la oferta y la demanda limitando así su futuro, no sólo como consecuencia del recorte de 1,5 millones de toneladas en la producción anual, sino también desde el recorte de 6.000 empleos directos, además de cuestionar el carácter publico de la misma encarrilándola hacia la privatización. Y, todo ello, con el respaldo del gobierno del PSOE. Afortunadamente, los 245 trabajadores de Ensidesa que se pusieron en marcha en Oviedo aquel 9 de octubre del 92 en una durísima jornada derivada de la inclemencia meteorológica, contaron desde el primer momento con la solidaria conciencia social asturiana. Hasta el arzobispo Gabino Díaz Merchán llegó a difundir una pastoral, favorable a las reivindicaciones de los siderúrgicos ya que en general entendieron que no sólo se trataba de salvar a Ensidesa, sino que también suponía salvar a Asturias. Así fue como los hombres y mujeres que participaron en la "marcha de hierro", quizás, sin proponérselo, se convirtieron en principales depositarios de la confianza de los asturianos y de la memoria contemporánea. De esa manera a través de todos ellos empezó a dibujarse con perfiles muy definidos un nuevo modelo de lucha con causa de reivindicación obrera llevada a cabo con el máximo rigor y la meritoria reflexión y, que al igual que otras causas quedan en nuestras mentes para ser activadas o no en función del tiempo que transcurra.

Esta memoria retrospectiva como relato objetivo del hecho, sin propaganda, sin trincheras ideológicas, supuso para todos, pero por encima de todos para Asturias, un soporte fundamental de pervivencia del sector y mantenimiento del empleo, aún reconociendo el trasvase público al privado, afortunadamente muy alejado de la catarsis que se dio en los sectores de la minería y construcción naval.

Este 25.º aniversario también ha de perseguir el reconocimiento hacia una infraestructura material, técnica y humana tan compacta como solidaria y, sin género de duda, hacia todos aquellos que por desgracia ya son sólo recuerdo por haber mantenido la dignidad y el sentido de la igualdad y de la justicia, fueran quienes fueran los que tenían delante. Es esa clase tan poblada de gente luchadora a la que muchos sentimos pertenecer y de la que no quisiéramos separarnos nunca, ni siquiera en la caja vacía que sellará nuestro tiempo.

En definitiva, todos en sus distintas facetas fueron marchantes ilustres, trabajadores que hicieron historia, hombres y mujeres de bien y de principios qué por encima de toda adversidad moral, sindical e ideológica sintieron la llamada del deber dentro de la significación histórica que supuso esta movilización de octubre de 1992.

Por ello considero que la celebración del veinticinco aniversario es un momento crucial para que del poso residual de las muchísimas hojas de la nostalgia otoñal caídas a lo largo de los últimos veinticinco años hayan servido como nutriente natural para el fortalecimiento de la memoria e historia obrera.

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