La sala gijonesa Acapulco vive, según leemos en estas páginas, una crisis debida a los desencuentros entre la propiedad de la misma y la firma que venía explotando los conciertos y actuaciones que se venían realizando en el recinto de la Cuesta de Begoña. No son tiempos de discotecas y salas de fiestas, pero Acapulco podría considerarse una de la excepciones que confirman la regla. En los años cincuenta y siguientes, Acapulco era un contrapunto a las grandes salas de fiestas de la zona de Somió y contaba con un público de edad más madura que aquéllas. Se anunciaba cada jueves con un escueto pero resolutivo "Jueves de moda". Por su escenario pasaron primeras figuras del mundo musical español. Ahora hace un alto, pero la propiedad anuncia que seguirá con actividad en una ubicación envidiable y sin apenas competencia seria en una ciudad animada y festiva. Acapulco puede con todo.
