En 1964 debutó como maestrillo (suerte de meritorio en los jesuitas, antes de ordenarse) en la después exitosa promoción del 71 (los últimos chicos del Preu) el entonces llamado padre Cuesta. Por aquel tiempo en el Colegio de La Inmaculada el fútbol con Isidro del Río y el hockey sala y sobre patines, con Gabiñau Mola, junto a la gimnasia de Solinis, eran los deportes rey, muy por encima del balonmano a pesar del genial Oliva (siempre nos ganaba el Corazón de María) y del baloncesto con el sr. Bango. Fue llegar el novedoso, y tozudo, leonés y las cestas de minibasquet empezaron a brotar como hongos. Gracias al P. Cuesta el baloncesto cobró su cuota y para siempre quedó arraigado tanto en el colegio como en Gijón, en donde fue cofundador junto a Dioni Viña, en compañía de otros, del mítico Gijón Baloncesto. Sus dinámicas clases de gramática (en donde llegó a hacer un "cesta y puntos" al modo del otrora exitoso programa de Daniel Vindel en el único canal que teníamos), sus novedosas enseñanzas en latín y su apertura preconciliar a los hábitos de la época le hicieron, junto a su mítico despacho en el que se oía música y se toleraba fumar, pasar a ser el enrollado Pachi Cuesta. Tras dar, ya como cura, clases y enseñanzas a generaciones y generaciones es evidente que su estela -ya sean los campamentos de Santibáñez o en las canchas y aulas colegiales- ahí ha quedado AMGD. Que Dios te guarde y me saludas a tantos y tantos que también hicieron del colegio algo irrepetible. Descansa en paz.