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Profesor de Geografía e Historia

¿Discriminación?

La brecha salarial exagerada por intereses ideológicos obsoletos

Según un informe sindical (Gestha) en España "las mujeres cobran un 30% menos que los hombres". En su informe titulado "Brecha salarial y techo de cristal", estos sindicalistas afirman además que la diferencia anual de sueldos entre unos y otras alcanza los 4.745 euros, que la brecha salarial en España no deja de ensancharse, y que la desigualdad se debe al trato discriminatorio que sufren las mujeres. Esto llama la atención teniendo en cuenta la realidad, comprobable en los sectores de mayor empleo como la sanidad o la enseñanza, donde es evidente que a igual trabajo se percibe igual salario, al margen que la persona sea hombre o mujer, rubia o morena. Analizando sus propios datos resulta que la diferencia no es del 30 sino del 22%, parece que la han redondeado al alza. Además se refieren comparando el salario anual percibido, pero no la cantidad de horas trabajadas, criterio de Eurostat para estadísticas. Así la brecha por hora en España es del 14'9%, inferior a la media UE, del 16'3%.

Primero se da por sentado que la desigualdad es mala. Como si fuera injusto que las aves vuelen y los peces naden, cuando se tienen que adaptar a medios distintos. Y segundo que se produce porque hay una segregación hacia puestos de trabajo menos remunerados, o menor ascenso profesional dentro de las categorías laborales. ¿A qué puede deberse esa brecha salarial? En las sociedades tradicionales con una elevada natalidad había un relativo reparto de papeles, tenían los hijos "que les daba Dios", el hombre solía encargarse del trabajo pagado fuera de casa, y la mujer del cuidado de los hijos y las tareas del hogar. En Occidente desde el desarrollo económico y la liberalización social la mujer se ha ido incorporando también masivamente al mercado laboral, en paralelo a una drástica disminución del número de hijos, por diversas causas. Además de madre ahora es trabajadora, pero suele ocupar menos cargos directivos. La cuestión no es imponer igualdad de resultados, sino valorar circunstancias y méritos.

Es falso que el hombre y la mujer sean iguales; son distintos. Como tampoco hay clones, ni dos mujeres ni dos hombres exactamente iguales entre sí. Habrá que preguntarse si la fuerza, el embarazo y la lactancia también influyen. Lo que hay que establecer por tanto es la igualdad de oportunidades. Otro mito que ha caído estos días es el de Oxfam, los moralistas ahora salpicados por múltiples casos de corrupción. Quienes cada año hacen un informe-mitin adoctrinando que este "sistema", que propicia la libertad y la prosperidad, es perverso, porque aumentan las desigualdades sociales (de resultados económicos). Resulta que el presidente de la ONG ha estado en el gobierno y tiene intereses partidistas y económicos. ¿Mala suerte? Cuánto elogiaban el igualitarismo en su Venezuela chavista idílica. Y tanto; ya casi han conseguido, boicoteando a empresarios y comerciantes, que casi todos sean igual de pobres. Que los datos de la realidad no les estropeen un bonito panfleto de dogmas ideológicos.

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