No tengo nada en contra del uso de la bicicleta en la ciudad o en donde sea. Más bien, al contrario; creo que es necesario fomentar el uso de la misma.

Pero también creo que debemos hacer frente a los problemas que en estos momentos ello plantea:

1. Los usuarios de la bicicleta se quejan, con razón, de la falta de cuidado por parte de los automovilistas, que a veces ponen en peligro su integridad física.

Es mucho más fácil que un automóvil atropelle a un ciclista que no al revés.

2. Los peatones se quejan, con razón, de la falta de cuidado de los ciclistas, que a veces ponen también en peligro su integridad física. Y de que en espacios comunes (sendas, aceras) el comportamiento de algunos d e ellos sea a todas luces incívico: exceso de velocidad, ausencia de señal acústica que indique su proximidad, malos modos en el momento de llamar la atención a un peatón despistado que invade su carril, etc. Es mucho más fácil que un ciclista atropelle a un peatón que no al revés.

3. Los automovilistas por su parte se quejan de que frecuentemente los ciclistas no respeten normas de tráfico como semáforos, stop, etc., lo cual puede producir importantes accidentes.

Así las cosas, se hace imprescindible que al tiempo que se promueve el uso de la bicicleta, se promueva también el buen uso de la misma y la educación de viandantes, ciclistas y automovilistas en el respeto a los otros para conseguir una convivencia tranquila.

Si esto no se hace, siempre habrá un peligro y la cuerda acabará rompiéndose por el sitio más débil; en este caso, el sufrido peatón.