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Tormenta de ideas

Ministras

Hay mujeres extraordinarias y hombres excepcionales, pero no se puede elegir sólo por cuestión de sexo

Me cruje, me chirría. Cuando los periódicos destacan que hay más ministras que ministros, me rechinan los dientes de rabia. Parece que el presidente ha sido muy sensible ante las movilizaciones del 8 de marzo. Lo dicen y se quedan tan anchos, reduciéndonos otra vez a objetos, esta vez de mamoneos políticos. Lo de que responde a la movilización me parece una solemne tontería. Según eso, ya podemos ponernos a temblar si tiene la misma sensibilidad con las demás movilizaciones, que las habrá, porque hay muchas minorías que están esperando su ocasión.

Veamos, yo soy una señora mayor. Que con 17 años, en una época en la que la mentalidad de mi padre era que me casara y tuviera hijos, me planté y no solo quise estudiar, sino que además quería hacer Psicología y para mayor inri, en Madrid. Mi madre me apoyaba y tengo la suerte de haber podido darle la alegría a mi padre de ver cómo me ganaba la vida bien, con la consulta que había montado. Recuerdo su orgullo, porque supongo que creía que era un capricho y que nunca acabaría. Lo hice, porque era mi vocación, lo que no implicaba en absoluto que renunciara a mi otro sueño: casarme y tener hijos. Muchos. Pero claro, todo junto, gloria bendita. Corre de la consulta a casa, baña a los niños, dales la cena, acuéstalos, etc. Porque sí, ahora hay mucha más colaboración, pero ni de risa llegan aquí nuestras parejas a colaborar en el cuidado de la prole como nosotras. Con lo cual la conciliación familiar está muy lejos de la realidad y simplemente por eso, muchas de nosotras llegamos a renunciar a determinados puestos de relevancia, digamos, que nos pudieran hacer estar menos con nuestros hijos.

Con el tercero yo decidí dejar un sueldo fijo, y me arriesgué, pero tenía claro que si tenía niños era para criarlos, no para darles un beso de buenas noches. Con todo esto, me revienta hasta la saciedad lo de la paridad. Primero porque muchas veces no va a ser posible, porque no todas las mujeres sacrifican su vida familiar por un trabajo, sino que tratan de compaginar ambas cosas. Para parir hay que parar, con lo cual tienen que darse muchas circunstancias para que lleguemos a donde por supuesto podemos estar. En lo más alto. Pero no por una cuota, me indigna que se nos ponga en un gobierno por lo que tenemos entre las piernas.

¿Estamos o no estamos en que el sexo no es discriminatorio? Pues con estas memeces, lo es. Porque yo no quiero que por ser mujer, seamos portadas de las publicaciones mundiales? ¡Cuántas ministras! Como si fuéramos monos de feria. A ver, hay mujeres extraordinarias y hombres excepcionales, pero yo jamás elegiría por cuestión de sexo. Eso es simple y llanamente discriminación. Y yo que luché toda mi vida por tener los derechos que tengo, por ser libre, pensar y decir lo que quiero, elegir mi vida, familia prioritaria o trabajo por encima de todo, o coordinar ambas renunciando a otras metas. No estoy dispuesta a seguir siendo noticia por haber llegado a un ministerio. Yo hace muchos años que me siento exactamente igual de válida que cualquier hombre, sin que absolutamente nadie me tenga que decir que, por cuota, me toca ascender a lo que sea. No lo aceptaría de ninguna manera. Es una prueba más de un machismo disfrazado de feminismo. Pero a mí no me la dan.

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