No todos los meses ni todos los años se puede tener el honor en Asturias de albergar un Campeonato Mundial de una especialidad. Es más, dudo si alguna vez Asturias ha sido sede de algún Campeonato Mundial en toda su historia, salvo en la localidad de Navelgas, donde la semana pasada, por segunda vez en diez años, ha tenido lugar el de bateo de oro, con cuatrocientos participantes de veinticinco países tan lejanos como Australia, EE UU, Canadá o Sudáfrica. Es un honor para Asturias este acontecimiento y no hace sino poner a nuestra región en el mundo con un gran reclamo turístico.

Bueno, pues asistí a unas sesiones de bateo. Pero cuando llegué a Navelgas, procedente de Luarca, debo decir que sentí vergüenza e indignación al ver el pésimo estado de la carretera que va de Luarca a Navelgas en su segunda mitad. Varios tramos de baches, no creados anteayer precisamente, sino por el abandono de esa vía, perteneciente al Principado, hacen la circulación molesta. Vergüenza al ver la mala imagen de nuestra región que proyecta en sus visitantes. Me pregunto si eso hubiese ocurrido en el oriente de Asturias; si nuestros políticos, ya de vacaciones desde que se acabó en abril la legislatura y hasta septiembre (eso sí, cobrando cada mes), habrían mostrado el mismo abandono y negligencia. No cabe en mi cabeza que para asfaltar en total un kilómetro más o menos, resultante de sumar pequeños segmentos de baches, sea necesario reunir al Parlamento para aprobar su presupuesto. Y menos aún si tenemos en cuenta que, al parecer, próximamente pasará por ahí la Vuelta Ciclista a España. Pobres ciclistas, que a toda velocidad por esos tramos se exponen a tener un grave accidente. Lo dicho: no puedo entender tanta desidia y desprecio a las reclamaciones de los vecinos, que tienen allí desplegadas sus pancartas. Si para estos dos magnos acontecimientos no reparan ese firme, me imagino que cuando no ocurra nada el deterioro seguirá avanzando, para desesperación de sus usuarios.