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La ventana

No es el paro

La relación entre el desempleo, la falta de apuesta por el sector agrario y el declive del medio rural

El occidente es la zona de Asturias que vive más sumida en la depresión. Nuestra comunidad ofrece los indicadores más preocupantes del país. España, pese a la supuesta recuperación económica, sigue con unas tasas de paro alarmantes. La vieja Europa, cada vez más, depende de la aportación de inmigrantes para poder avanzar tímidamente.

Las encuestas que de continuo conocemos señalan el paro como la primera preocupación de todos nosotros. Parece lógico que cualquiera en su sano juicio aspire a lograr un trabajo y un salario que permita una vida digna y sin sobresaltos. Da la impresión de que quienes comandan los destinos del país se sienten cómodos con los actuales índices de paro; de esta manera, otras preocupaciones, como la corrupción política, quedan relegadas a posiciones secundarias.

Tenemos que asumir que el problema del paro no se va a solucionar ni a corto ni a medio plazo. En zonas como la nuestra la salida parece imposible. El paro es la consecuencia de la falta de actividades productivas y eso provoca la huida de la población.

En muchos pueblos del Occidente ya no hay paro porque ya no queda ni un solo habitante. En otros, abundan las personas mayores a cuyo recorrido por esta vida le queda poco trayecto. La mayoría de los jóvenes se han ido, algunos intentan abrirse nuevos caminos, son héroes que solo encuentran dificultades.

Solo una apuesta decidida y total por el medio agrario, que garantice una igualdad de oportunidades y acceso a los servicios más avanzados, podría hacer renacer el medio rural. Aun así, no sería seguro.

Hemos sabido que, recientemente, en una de esas cumbres de presidentes en las que, sobre todo, se pierde el tiempo, se nombró a una comisionada con el fin de confeccionar una estrategia común para abordar el enorme desequilibrio demográfico que hay, especialmente acentuado en comunidades como Asturias.

Seguro que se llegará a redactar un extenso documento que planteará medidas de futuro para atajar un problema tan complejo.

Lo malo de este comisionado es que nace seguramente con cuarenta años de retraso. Igual que en la medicina, una situación problemática se puede resolver cuando se aborda a tiempo y, sobre todo, lo más efectivo es la medicina preventiva. Por muchos medios que se empleen y aunque se cuente con los mejores especialistas, no hay forma de resucitar un cadáver.

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