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Ramón Díaz

Orientalia

Ramón Díaz

Bedón y el esperpento

Hace 26 años, un mes y 8 días aparecía en este periódico una información sobre la iglesia de San Antolín de Bedón. La primera de varios cientos. El entonces arrendatario de la casa y la finca que circunda el templo, que hacía generosa y desinteresadamente las veces de guardés, Juan Fulgencio Pérez, ya fallecido, denunciaba el estado de abandono que vivía el monumento. Destacaba que había escrito cientos de cartas a diferentes organismos, desde 1961, para pedir soluciones: al Ayuntamiento de Llanes, a la Consejería de Cultura, a la Universidad de Oviedo, al Ministerio... Pero nadie le hacía caso. Al contrario: desde la Consejería amenazaron con expedientarlo si no abría la iglesia dos días a la semana durante dos horas. Esperpéntica patria querida. El hombre no hizo ni caso, porque ni tenía obligación, ni cobraba por ello, ni tenía cargo o contrato alguno. Lamentaba que la monumental iglesia no interesaba ni al pueblo, ni al Ayuntamiento, ni a la Consejería, ni al Estado...

Juan y su familia dejaron Beón (el topónimo autóctono) años después. Y con su marcha y el fin de sus cuidados todo acabó convertido en ruinas.

Han pasado muchas Lunas y muchos gobiernos, azules y colorados, pero la iglesia sigue en el limbo de los justos. Eso sí, según el Principado, es un "conjunto monumental histórico artístico" (grandones no los hay más). Pese a lo cual se permitió, por ejemplo, celebrar en la finca colindante fiestas tecno-house.

Pero miremos adelante: ayer, el PSOE abrió una vía política, en busca de una solución. A ver si esta vez no hay portazo.

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