El amor es una búsqueda y temblorosa del ser, un deseo racional de plenitud, es una búsqueda que quiere llegar a ser todo, es vida y deseo de vivir. El amor es odio tan vacío a la nada.

Transciende la materia, el sexo, la corporeidad. El amor esta en la esencia del mismo ser. Es la transformación de la energía en tensión espiritual y, por eso, el hombre/mujer es una entidad transcendente, desea llegar cuanto antes a la cumbre de la vida. Amamos a una persona porque con ella podemos construirnos, identificarnos, perfeccionarnos mutuamente. El amor es querer la vida a tope. En conclusión el amor es una necesidad.

El valor de las acciones se mide por su carga de amor. Una acción puede ser pequeña, sencilla, pero si tiene una gran carga de amor, es una acción enormemente significativa; sin embargo una acción espectacular, vacía de amor, tiene escaso valor moral. No cabe duda de que amamos a las personas porque son bellas, pero, en parte son bellas porque las amamos y por ello somos felices. Por otro lado la cultura es libertad y nos ayuda a entender la existencia. Dice Sócrates que la felicidad está en conocerse a sí mismo. Para Platón está en el amor. La felicidad es un estado de ánimo positivo. Amor e inteligencia deben formar un binomio bien armado y alejar la mentira y la calumnia, que es una mentira que tiene gran gravedad, que afectan a la dignidad de las personas y son una injusticia porque producen una perturbación de la convivencia. Un hombre solo es libre cuando vive en la verdad, y solo el intelecto puede percibir la verdad.

El paisaje es un componente principal de la vida, es el sentimiento de nuestra naturaleza. Estamos en la parte superior del Cristo de las Cadenas, en el Campón, zona ovetense, deprimida con honda tristeza de sus habitantes. Somos unos amigos que observamos las montañas en el bello y atractivo paisaje de la tierra astur, que nos ofrece una maravillosa exposición de paz y tranquilidad, impregnado de una nota de grave serenidad. Surge la conversación operística y en este caso es el compositor Puccini, que como todos los grandes compositores dramáticos, que disponían del don de profundizar del alma humana, Puccini también fue un melancólico. Su obra se caracteriza por su instinto teatral, sus descubrimientos melódicos y sus innovaciones musicales al servicio de una mejor caracterización del ambiente. Es el ultimo gran compositor del bell canto italiano. Se comentó sobre Gianni Schicchi, que es un nuevo personaje en el teatro pucciniano, astuto, triunfante, decididor. La elaboración dramática es perfecta. Las figuras que intervienen se perfilan con el cuidado que podría ponerse en una comedia sin el amparo musical. Es una comedia alegre del principio al fin. Parece seguir la senda que corona la carrera gloriosa de Verdi con "Falstaff', hasta cabría buscar ciertas conexiones entre la pareja, la de Rinuccio y Lauretta. Una de la mas encaramada corre a cargo del tenor Rinuccio, en el canto a Florencia, donde ya se apunta el tema "!Oh, mío bambino caroi, motivo fundamental en la melodía, la breve aria de Lauretta, de tan dulce lirismo. "Gianni Schichi", que debía ser analizada como fruto perfecto de un músico lírico excepcional. La modulación es rica, la orquestación, fresca, vivaz, en demostración de un Puccini maduro.